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Need For Speed : ProStreet

Más que derrapar, un patinazo para la saga y la confirmación de que la franquicia está perdiendo fuelle.

Need for Speed Pro Street - Análisis

El juego requiere exclusivamente el uso del wiimote. En los modos Drift, Grip y Speed jugaremos con el mando en posición horizontal, mientras que en las carreras Drag lo colocaremos en vertical. El manejo horizontal dispone en el botón 2 el acelerador, en el 1 el freno, en el botón A el freno de mano y en la cruceta las opciones de cambio de marcha y de vista. El nitro se usa mediante el botón B. Por otro lado, al pasar al control en vertical en el modo Drag, el botón B nos sirve para quemar rueda y acelerar, y el cambio de marcha se hace mediante una sacudida del mando. El nitro se realiza pulsando el botón A.

El control responde bien por norma general. No hay alardes, se ha simplificado lo máximo posible pero hay veces que no responde como debiera, sobre todo en lo que se refiere a giros y cambios de marcha. Hay que decir que la sensación varía según el coche que pilotemos. La disposición de los controles a los botones asignados provoca que a veces no alcancemos el freno a tiempo o que sin querer apretemos el gatillo (botón B) y gastemos un nitro sin necesidad o en un mal momento.

Lo primero que contemplamos al insertar el disco en nuestra consola es una sucesión de escenas cinemáticas de coches corriendo a gran velocidad. Unas tomas muy logradas que lo único que consiguen es acrecentar nuestro descontento al compararlas con el producto jugable. Todos sabemos que los gráficos no son el punto fuerte de Wii, pero tratándose de un estudio grande y de una saga consagrada, hay unos mínimos exigibles. El acabado técnico es pobre: el modelado de los coches es simplemente correcto y sin alardes (todos ellos licenciados y con una amplia gama de vehículos a disposición); los escenarios son simples, vacíos y parecidos entre sí; los efectos de humo son nefastos; la sensación de velocidad se percibe casi exclusivamente al usar los nitros, los elementos que podemos derribar en carrera son bastante cutres (pilas de ruedas, vallas... están muy mal hechos); las opciones de tunning, aunque numerosas, resultan poco inspiradas. En pocas palabras, el veredicto inicial no pasa de despropósito.

La ambientación es de lo mejor del juego, no en los circuitos que como ya se ha comentado resultan repetitivos y pobres, pero sí en la música muy acorde con el juego. Ritmos R&B se mezclan con las carreras de bólidos "tuneados" a la perfección. El comentarista doblado al español ameniza la partida con un registro coloquial y joven muy en la onda del mundillo tunning. Además los menús grafiteados causan una buena impresión, aunque resultan un tanto liosos al principio.

En definitiva, pese a los 55 modelos de coches disponibles, pese a los distintos modos de juego, pese a las opciones de tunning, pese a lo extenso que resulta pasarse el juego al 100%, Need for Speed ProStreet se ve superado por sus ambiciones y no alcanza la calidad deseada. A lo que hay que añadir que  peca de una dificultad algo baja.

Estamos ante un claro ejemplo de lo peor que nos podemos encontrar en un juego: ¡que viva de su nombre!