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Need For Speed : ProStreet

Más que derrapar, un patinazo para la saga y la confirmación de que la franquicia está perdiendo fuelle.

Need for Speed Pro Street - Análisis

Análisis Need for Speed Pro Street en Revogamers



Las consolas de Nintendo nunca se han caracterizado por poseer un amplio repertorio de títulos de conducción o velocidad. Salvando sagas como Mario kart o F-zero, podríamos afirmar sin pudor que el de las carreras ha sido un género huérfano, y aun más el de carreras "realistas".

En Wii se han ido sucediendo varios títulos del género rendidos a la tentación de las bondades del wiimote. Ahora, tras Carbono, nos llega Need for Speed ProStreet. La última entrega de la saga de "tuneo" por excelencia que se aleja de las carreras urbanas y las persecuciones policiales de sus entregas anteriores para centrarse en carreras profesionales de circuitos cerrados.

El juego nos pone en la piel de Ryan Cooper, un aclamado piloto de carreras callejeras que quiere abrirse camino en el competitivo mundo de los circuitos profesionales. Nuestro objetivo final es convertirnos en un Street King, para lo que tendremos que competir y ganar en una serie de circuitos y vernos las caras contra los más experimentados pilotos.

El juego nos ofrece un mapa que se divide en Días de carrera en los que debemos superar una serie de retos. En ellos tendremos que acumular un mínimo de puntos a lo largo de los distintos circuitos y modalidades de carrera. También iremos acumulando dinero que podremos emplear para adquirir nuevos coches, "tunear" los coches que ya tengamos o para repararlos si hemos sufrido daños. Tras conseguir ganar una serie de estos días de carrera pasaremos a competir en los llamados Showdowns (enfrentamientos) que nos permiten acceder a nuevos retos si conseguimos la victoria. El mapeado se divide en 4 organizaciones, cada una con un Street King  al que vencer. Las modalidades básicas de juego son:

●      Grip: Se trata de un modo de carreras normal, en el que lo que hay que hacer es cruzar el 1º la meta.

●      Drift: En este modo tenemos que acumular puntos haciendo derrapes en curva. Al principio cuesta un poco pillarle el punto, pero luego no resulta excesivamente complicado salir airoso.

●      Drag: Típica carrera callejera de película al más puro estilo The Fast & the Furious, Una recta en la que tenemos que quemar bien rueda primero y luego acelerar y cambiar de marcha en el momento justo. Es el modo más divertido y en el que más piques se pueden hacer. Lástima que la diversión dure unos escasos 15 segundos.

●      Speed: El nombre no deja lugar a dudas, se trata de alcanzar y mantener la velocidad máxima de nuestro coche, requiere un pulso firme y templar bien los nervios.

A estos modos básicos hay que sumarle variaciones que diversifican las carreras. Aun así queda una sensación de estar haciendo lo mismo todo el rato, muchas de estas variaciones son gratuitas y los circuitos se vuelven repetitivos.