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Mutant Mudds

El arte del Pixel se adueña de la eShop.

Mutant Mudds - Análisis

Definitivamente, Mutant Mudds es uno de esos juegos increíblemente complicados de analizar; al menos de una forma medianamente objetiva.

Para mí, alguien que se ha criado entre píxeles y a ritmo de chiptunes, los chicos de Renegade Kid han creado una maravilla, un oasis en mitad del mar, una exquisita aguja en un pajar. Por otro lado, no obstante, e intentando ver el tema desde otro punto de vista, soy consciente con relativa facilidad de las carencias de Mutant Mudds, que no son leves. Por tanto, el conflicto entre la razón y la pasión es la constante a la hora de valorar un título como este. Pero vayamos por partes.

Invasión alienígena con sabor a clásico

Y es que tras la breve presentación, con una adorable pizca de inspiración en la ficción pulp de mediados de los 50, el título rápidamente entra en faena, poniéndonos a los mandos de Max dispuestos a limpiar (literalmente) el lugar de la inmunda amenaza alienígena.

Mutant Mudds es un plataformas de acción de desarrollo lateral, un género tan clásico como explotado. Las mecánicas son extremadamente sencillas: nos movemos con la cruceta (o el Circle Pad) por el plano, un botón para disparar, y otro para saltar. Y si pulsamos de nuevo el botón en mitad del salto, flotaremos durante unos segundos gracias al jetpack que lleva el personaje. El objetivo es recorrer cada fase de derecha a izquierda, o de abajo a arriba, recogiendo “monedas” y sorteando peligros; todo ello en un tiempo máximo. Y ya está. Y con estos ingredientes (y unos poquitos más conforme avanza el juego) se fabrica uno de los mejores platos que un servidor ha tenido el placer de degustar. Un ejemplo fehaciente de maestría culinaria, si me seguís permitiendo el símil...

Análisis Mutant Mudds

El primer pilar: Nostalgia visual

Lo primero que llama la atención de este juego, y que es más evidente, es su apartado artístico.

Si has nacido en los noventa, quizá te cueste bastante más apreciar las virtudes innatas en este sentido... pero el hecho es que Mutant Mudds es pixel-art en su máxima expresión, es una suerte de DeLorean que te lleva de vuelta a los 80 en un viaje sin retorno, directo y embriagador. Los diseños, los escenarios, las melodías de 8 bits... todo está elaborado para estimular los recuerdos del jugador, para evocar a esa época en la que jugar aún era algo puramente divertido, sin más pretensiones. Incluso se permiten el detalle de hacer un pequeño homenaje visual a Virtual Boy y Game Boy, dos consolas que están relacionadas de una manera muy directa con el propio sistema que da cobijo a este título, Nintendo 3DS. En definitiva, el amor que destila el trabajo de Renegade Kid en este sentido no tiene parangón.

Análisis Mutant Mudds

¡Ah!, ¿y el 3D? Decir que Mutant Mudds es uno de esos juegos a los que nunca, nunca, vas a querer jugar con el efecto estereoscópico desactivado es la mejor manera de expresarlo. La función de este efecto es bien simple: cada fase se desarrolla en 3 planos de acción diferentes (cerca, medio, lejos), entre los cuales podemos oscilar a través de unos puntos concretos de intercambio. Tener el 3D activado, aunque no es estrictamente necesario, no sólo no molesta en ningún momento, sino que hace del conjunto una experiencia increíblemente satisfactoria; y que incluso en ocasiones te permite entender la interfaz gráfica de una manera mucho más sencilla, inmediata y efectiva.