Liberation Maiden
Con patrones de juego antiguos y gráficos nuevos.
Liberation Maiden - Análisis
El problema es que hay muy poco espacio para ponerlo en práctica. Aunque el mundo está abierto todas las misiones son idénticas: ir de un punto a otro para tumbar tres torres de defensa siguiendo un mismo orden. Además, apenas hay media docena de enemigos diferentes que siguen siempre los mismos patrones de comportamiento. En eso sí que se parece a los antiguos juegos de naves.
Y los mapas son incapaces de romper la sensación de ser demasiado parecidos a pesar de ofrecer ambientaciones diferentes, en cierto modo inspiradas en la ciudad de Japón que se visita en cada una de ellas. Con tal de alargar un poco más la partida, acabarás explorando todo el mapa por si hubiera algo más que destruir, pero realmente es poca cosa lo que hay.
No es un mal diseño, en absoluto. La sensación que te deja Liberation Maiden es positiva gracias a un estilo muy definido y acertado, sobre todo con un 3D de gran presencia aunque no demasiada estabilidad. Para fastidiarlo están esos escenarios bastante vacíos, con las mismas infraestructuras presentes una y otra vez.
Donde más se echa en falta un esfuerzo extra es en los jefes finales, sobre todo sabiendo la capacidad de SUDA51 para destacar en este aspecto. Todos siguen una mecánica de gravitación en torno a un eje en el que se encuentra el enemigo y una rutina de ir acabando con él por partes. Cada daño hace que aparezca una nueva zona a destruir y él se suma un ataque más a su arsenal. Una vez que está a punto hay que darle el golpe de gracias dibujando círculos sin parar en la pantalla táctil. Están faltos de inspiración en diseño y en presentación independientemente de la dificultad, a excepción del último monstruo, con patrones más variados y enriquecedores.
Todo lo que Grasshoppers ha hecho con Liberation Maiden está bien y funciona, incluso la linealidad y monotonía de las pantallas consigue ser divertida gracias a su sistema de control. Por eso es un juego divertido y recomendable para echar partidas en ratos sueltos, para tener en la memoria y recurrir a él de vez en cuando. Pero es una lástima comprobar que con un poco más de creatividad y variedad podría ser una pequeña joya de esas que cada vez abundan más en las tiendas de descargas como la eShop.
Un juego de gráficos 3D y control táctil en un entorno tan simple como los de hace 30 años.
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