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Legend of Kay Anniversary

Diez años después el tigre sigue igual.

Legend of Kay Anniversary (Wii U) - Análisis

Legend of Kay Anniversary es un título con una historia la mar de curiosa. Desarrollado por Neon Studios allá por el 2005, pasó sin pena ni gloria a pesar de la buena recepción que tuvo con la crítica. Pero atesoró una buena legión de fans que vieron en su quinto aniversario un port para DS cuya calidad no estaba a la par del original. Por eso fue toda una sorpresa cuando Nordic Games, la propietaria actual de los derechos del juego, anunció una reedición, de esas que tanto se llevan hoy en día, centrada exclusivamente en una limpieza gráfica y añadidos como Trofeos o un tablón de puntuaciones online.

El renacimiento de un héroe

Legend of Kay Anniversary se desarrolla en la tierra mística de Yenchin donde cuatro pueblos (Conejos, Gatos, Sapos y Pandas)  vivían en paz siguiendo el código del Camino. Sin embargo, las posteriores generaciones se separaron del mismo y la conquista de los Gorilas dejó la región en un estado actual oprimido por dos dictadores. El jugador encarna a Kay, un felino superviviente que toma la decisión de salvar el mundo gracias a las enseñanzas de su maestro y su fuerza de voluntad por retomar el código del Camino.

Si bien la premisa de su argumento no es su punto fuerte, sorprende su presentación mediante páginas de cómic con ilustraciones llamativas y dinámicas que encajan perfectamente con la estética del juego. Es una lástima que el doblaje en cualquiera de sus cinco idiomas no atesore la misma calidad, un detalle que se hace más patente a medida que se juega.  Pero cuando toca ponerse al mando la realidad visual es muy distinta.

Y es el que el juego se encuentra en un limbo entre dos generaciones: Sí, se han rehecho las texturas, la interfaz es más minimalista y se ha aumentado levemente el número de polígonos en la mayoría de los personajes, todo eso a 1080p y 60fps. Pero más allá de esos detalles, el juego se mantiene exactamente igual, con toscas animaciones, una carencia notable de detalles en los entornos o unos efectos de luz irrisorios. La falta de vida se acentúa ante la desaparición de los fuertes contrastes de luz que disponía el título original.

El poco trabajo en ese sentido se acentúa conforme avanza la aventura. Para las zonas abiertas, una niebla cubre aquello que la consola no alcanza con su corto rango de visión. Esto se nota más cuando la situación es de noche y la niebla es inexistente, dejando que el jugador pueda ver sin tapujos como el escenario se genera delante suyo o contemple un fondo estrellado estirado horizontalmente.

Por fortuna, se pueden obviar esos detalles con relativa facilidad (aunque cada ciertos niveles llama a la puerta para recordar el poco esfuerzo puesto visualmente) cuando toca centrarse en los dos pilares fuertes del juego: Las peleas y los rompecabezas. A menudo toca combatir contra una serie de abundantes enemigos mediante ataques con combos importantes: ejecutarlos aumenta la fuerza de Kay, permitiendo además alcanzar enemigos lejanos rápidamente, incluso si estos están volando. La inteligencia artificial del juego es muy básica, con un patrón para cada tipo de enemigo y es trabajo del jugador aprendérselos para atacar en el momento adecuado. Hacerlo bien aumentará el número de combos, indispensables para resolver algunos rompecabezas.

Éstos conforman el segundo pilar, ya que los rompecabezas sirven para evitar avanzar sin ton ni son a pesar de lo lineal que resulta ser Legend of Kay. El objetivo en cada zona siempre es activar los gatos, pero la resolución varía cada vez y los personajes que hay alrededor son los responsables de dar las pistas. No son complicados, pero algunas pistas siguen igual de confusas que en el original y el mapa es más pequeño que antes, aumentando la dificultad de forma artificial.

De todas formas, ambas fórmulas funcionan incuestionablemente bien y se dan la mano a menudo. En ocasiones encontramos una tendencia hacia uno de los dos lados de la balanza en un par de capítulos enteros. No son nada cortos, así que puede llegar a agobiar estar hasta media hora o tres cuartos combatiendo los mismos enemigos una y otra vez.