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Final Fantasy Crystal Chronicles: My Life As A King

Un juego de casitas con careta de Final Fantasy.

Final Fantasy CC: My Life as a King - Análisis

Uno de los títulos que abanderan el estreno del sistema Wiiware es, sin duda, Final Fantasy: My life as a king, si no por calidad, al menos por renombre. Square-Enix vuelve a echar mano de este spin-off para presentarnos un juego que rompe con toda la producción clásica de la compañía.

En My life as a King encarnamos a un joven rey que vuelve a su ciudad después de largo tiempo ausente. Lo único que queda de ella es un enorme cristal azul, un castillo y unas murallas. Nuestra misión será emplear el poder del cristal para hacer resurgir nuestro reino, poblarlo de gente y combatir antiguos males del pasado.

Lo primero que nos llama la atención es el aspecto técnico, a priori sorprendente, tratándose de un juego que ocupa apenas 40Mb. Personajes grandes y coloridos, redondos, luz cambiante según la hora del día y solidez en los escenarios. Las texturas son planas y la iluminación sencilla, pero quedan perfectamente integradas en el aspecto visual del juego. Es un estilo campechano, fiel al que siguen el resto de títulos de la saga Cristal Chronicles, con personajes ligeramente cabezones, coloristas y unos moguris como de peluche.

Esto cambia ligeramente a medida que juegas. En primer lugar, a medida que tu ciudad se va llenando de edificios y de gente (la ciudad es el único escenario en el que nos movemos) el motor gráfico comienza a resentirse, sobre todo con los giros de cámara. Ligeras caídas de framerate que se hacen increíblemente molestas cuando tratamos de movernos mientras se construye algo hasta el punto de que la imagen se entrecorta. Además, con la proliferación de súbditos te das cuenta que apenas hay una docena de modelos para los personajes y una única vestimenta por profesión para nuestros aventureros, como única es también su expresión facial, lo que hace que las escenas con diálogos sean completamente absurdas. Se trata de paliar un poco este efecto con unas animaciones decentes, pero se olvida enseguida cuando tienes que afrontar My life as a king en un perfecto inglés. Si el resto de títulos de Wiiware vienen traducidos (¡incluso doblados!) al castellano, queda patente el interés que tiene Square-Enix en que este título triunfe.