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Fantasy Life

Analizamos Fantasy Life, el RPG en el que se combinan combates y artesanía.

Fantasy Life - Análisis

Fantasy Life, uno de esos juegos que nos han hecho mirar a Japón con envidia, por fin ha llegado a Europa. Este título ha llamado la atención desde su anuncio original para Nintendo DS, al ser un desarrollo de Level-5 con la colaboración del estudio de Nintendo Brownie Brown (o 1-UP Studio a día de hoy). Sus diseños simpáticos y alegres realizados por grandes artistas japoneses y la banda sonora compuesta por Nobuo Uematsu forman el broche definitivo para atraer el interés de cualquiera incluso sin conocer nada del juego en sí mismo.

La propuesta de Fantasy Life busca hacer honor a su nombre por encima de todo: ofrecer una vida de fantasía protagonizada por un personaje diseñado por nosotros mismos en la que las aventuras están presentes, pero donde nuestro trabajo y las acciones relacionadas con el mismo cobran una importancia vital y se convierten en el gran pilar del juego. Ante todo, hay que señalar que no se busca una experiencia profunda en ninguno de sus campos, sino que su sencillez es la esencia que permite que cualquiera pueda disfrutar del juego, siendo visible siempre que una gran parte del público objetivo es el infantil.

Estamos ante un mundo al borde del colapso debido a la caída de unas piedras tenebrosas llamadas Petralipsis, que vuelven agresivos a los monstruos, y también ante un misterio que rodea a Selenia, la luna del mundo de Reveria. Estos son los conflictos a los que nuestro personaje y su pequeña compañera Maripósea (que será quien hable por nosotros) tienen que resolver para conseguir la paz y para que la gente vea cumplidos sus deseos más sinceros. La historia es bastante simple y no tiene en ningún momento los característicos giros de guion ni la profundidad de la mayoría de RPGs, pero es suficientemente interesante como para que no estemos ante un título en el que, simplemente, hay misiones sin trama o motivación detrás.

Más allá de la historia principal hay una serie de misiones temáticas. Algunas son tutoriales o están relacionadas con personajes, y que deben realizarse para poder ir avanzando en la aventura - que, junto a una serie de logros (como jugar 10 horas o conseguir cierto dinero) componen las acciones que nos proporcionan “dicha”. Esta “dicha” es un componente que puede utilizarse para desbloquear contenido del juego, como una mochila más grande, la posibilidad de alquilar o poseer monturas como caballos o tortugas, poder ir a la peluquería o una galería musical con los temas del juego. El resto de misiones se basan en tareas específicas del oficio que estamos desempeñando y en peticiones que nos realizan los diferentes personajes que encontramos.

Oficios por doquier, la gran baza del juego. Hasta doce diferentes, pero siempre teniendo uno inicial. Cada uno tiene sus ventajas que lo hacen especial, por lo que subestimar algo como ser sastre es un grave error, pues tiene la capacidad de confeccionar equipamiento de calidad si se va perfeccionando el oficio. Obviamente hay algunos, como paladín o mago, que suenan perfectos para quien busque centrarse más en el combate, pero un cocinero bien entrenado también puede repartir de lo lindo usando dagas. Cada trabajo tiene además sus personajes e historietas asociadas para así dar algo de profundidad a nuestra elección.

Pero la clave está en que, una vez hemos completado el inicio del juego, se puede cambiar de oficio en los momentos libres de la aventura (no así en aquellos más centrados en historia), por lo que se puede tener una licencia en todas las opciones posibles. Si queremos ahorrarnos el tutorial y presentación de cada oficio, puede hacerse para ir directamente al grano y desempeñar la labor sin problemas, aunque obviamente se pierde ese mínimo trasfondo del mentor y los personajes asociados. La clave es ésa precisamente, ser capaz de realizar todos los oficios e ir cambiando en función de la necesidad o para subirlos de nivel. Es más, un mago que sabe de minería puede picar sin problemas, aunque obviamente irá necesitando mejores útiles y nivel para ir obteniendo minerales más avanzados, por lo que habría que cambiar a minero para poder aumentar la pericia, ya que la única manera de subir de nivel un trabajo es ejerciéndolo en ese momento y realizando sus misiones asociadas.

Si nos metemos en el universo de los oficios y comenzamos a realizar encargos, el tiempo se nos pasa volando andes de que nos demos cuenta y el contador de horas sube como la espuma, de manera que puede subir por encima de ochenta horas sin problemas (la trama principal supera las veinte). No existe ningún oficio que se considere más complicado que otro en cuanto a tareas a realizar y los minijuegos asociados a los más “artesanos” se basan en pulsar únicamente un par de botones sin necesidad de una gran pericia, por lo que nunca llegamos al nivel de Cooking Mama o a depender de movimientos táctiles que no resulten cómodos.

Si todo el sistema de oficios y sus misiones dan de por sí para crear un gran juego, la historia principal sirve de complemento para que la experiencia sea mejor, si bien su simpleza puede ser criticable por un experto en el género. Dejando eso a un lado y pese a que puede ser comparado con Animal Crossing y Final Fantasy Crystal Chronicles, lo cual es un honor, Fantasy Life es un título que brilla con luz propia y que resulta fresco y atractivo por sus posibilidades y como su apartado artístico y sonoro.