escapeVektor
Un Pac-man on rails para tu 3DS
EskapeVektor - Análisis
La primera vez que juegas a EscapeVektor te invadirá cierta confusión. Nada más ejecutar se te revela Vektor, una figura rosa tremendamente pixelizada que asegura estar encerrada en la CPU y que ha perdido su memoria. Tras esta presentación y haciendo referencia a Nnooo, el estudio detrás de EscapeVektor, surge el contorno de un cuadrado y una especie de nave con forma de boomerang. Tu misión: orientar la nave para que recorra todo ese contorno y conseguir así que aparezca una salida, algo que descubres casi sin querer y porque no te queda otra. Parece sencillo ¿no? Pues prepárate.
La irregular curva de dificultad de EscapeVektor mete al jugador en un embrollo de vías y cruces con múltiples destinos y toda clase de enemigos patrullando cuando apenas ha asimilado los puntos básicos de la mecánica. La idea sigue siendo la misma: recorrer todas (o la mayoría, según el nivel) las vías para que aparezca la salida; pero el resto surge con una mezcla de los mensajes de Vektor (más centrado en su historia que en hacer de tutor) y la observación. Detonaciones, turbos (así como la recarga de los mismos), vías invisibles, interruptores, torretas… la mecánica pacmaniana que engloba todo se ve enriquecida con esta clase de elementos. En la primera hora de juego la evolución es tan pronunciada que es normal verse sorprendido por una vorágine de vías y enemigos.
No obstante, el resultado final deja una buena impresión cuando el jugador por fin se siente cómodo y descubre lo que acaba siendo una especie de fusión entre Pacman y un juego de puzles con rankings online, una fusión que parece inagotable, por cierto. La gran virtud de EscapeVektor es que es una gran demostración de lo que debe ser un juego portátil: directo, muy rejugable, genial para dosis cortas pero aparentemente infinito a su vez.
150 niveles repartidos en más de dos docenas de mundos interconectados en una red con bifurcaciones y warp zones dan para muchas partidas; pero a eso hay que sumarle las propias vías invisibles que contienen algunos niveles, la obtención de todas las medallas (cada nivel otorga bronce, plata, oro y platino) o los rankings. Después de unas cuantas horas, un jugador picado ya no querrá conformarse con superar el nivel, sino descubrir la ruta óptima, repartiendo los turbos de la forma apropiada y con el timing preciso que le permita esquivar los peligros. Todo sea por rascar algunos puntos más y subir puestos en el ranking. Recordemos que los propios niveles son una especie de puzle. Te los puedes pasar al tuntún, intentando avanzar cuando sea posible y eludiendo los peligros; pero la mayoría de los trazados esconden una lógica detrás que debes buscar y explotar para obtener mayor puntuación. Por si no hubiera motivos suficientes para rejugar cada fase, están las Wild Cards, que permiten ser usadas al inicio de un nivel para duplicar la puntuación obtenida. Esta inversión no se puede usar a la ligera ya que la carta se pierde se supere esa fase con éxito o no.