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Dragon Quest Swords: La Reina enmascarada y la Torre de los Espejos

La franquicia de rol con más solera de Japón hace su primera incursión en Wii con un spin-off que nos propone empuñar nuestro Wiimote como una espada. ¿Aceptáis el reto?

Dragon Quest Swords - Análisis

El acercamiento a Dragon Quest Swords: La Torre Enmascarada y la Reina de los Espejos ha de hacerse con precaución. Nada queda de los combates por turnos y la dificultad endiablada. Estamos ante un juego con un marcado tinte arcade, moviéndonos por un mundo sobre raíles y enfrentándonos a enemigos en tiempo real.

 En la historia, encarnaremos al hijo de uno de los grandes héroes que derrotaron al malvado Xifos, El Verdugo. La reina de Avalonia comienza a comportarse de una forma extraña y a llevar una monstruosa máscara. Nosotros, junto a otros tres compañeros, seremos los encargados de desentrañar los misterios del pasado y acabar con la amenaza que se cierne sobre el reino. Una trama sin grandes pretensiones, con personajes sencillos y con motivaciones firmes, que no cae en un guión dramático ni rebuscado. Es, al fin y al cabo, un Dragon Quest.

El diseño de personajes y enemigos vuelve a recaer en Akira Toriyama (creador de Dr. Slump y Bola de Dragón, para los más despistados), aunque es cierto que mucho del material artístico ha sido reciclado del Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito, para PS2. Enemigos clásicos de la saga (los incombustibles Slimes), nombres de objetos, magias y una melodía que ya es un icono en el mundo de los JRPG. Todo, salvo el sistema de juego, hace pensar que estamos ante un Dragon Quest de los de toda la vida.

La perspectiva es ahora casi siempre en primera persona, sólo cambia en algunos momentos narrativos, en los que pasamos a ser espectadores. En la ciudad, tendremos total libertad para movernos. Las direcciones del D-Pad nos servirán para avanzar, retroceder o girar. El Botón B servirá para ir hacia delante (si lo pulsamos a la vez que arriba correremos) y el A queda destinado para hablar o examinar objetos. El 1 abre el menú donde podremos gestionar nuestro equipamiento, ver nuestras habilidades…

 En el pueblo, además, podremos comprar y vender equipo, jugar a minijuegos a cambio de jugosos premios o cambiar medallas doradas por objetos especiales. Aunque sin duda, lo más importante será el herrero, donde podremos templar nuestras armas con materiales obtenidos en las mazmorras y hacerlas más poderosas. Esta será la forma de no sólo obtener mejor equipo, sino de aprender ataques especiales.

En las diferentes mazmorras que visitaremos (desde bosques neblinosos hasta pasear por los rápidos o visitar una cueva) nuestros movimientos estarán más limitados, no pudiendo sino avanzar y retroceder y, de vez en cuando, eligir camino, aunque sólo haya un camino correcto y las opciones son para conseguir nuevos tesoros. De vez en cuando, a nuestro paso saldrán diferentes enemigos, y es aquí donde empieza la verdadera diversión.