DJ Hero
Un nuevo cacharro en casa. ¿Merecerá la pena hacer el pincha?
DJ Hero - Análisis
Activision y Harmonix descubrieron una tecla maestra en el mundo de los videojuegos con Guitar Hero. El estilo propio (con algún precedente menos reconocido) que otorgó esa guitarra tan simple ha creado casi un género propio que ahora conforma uno de los sectores más fuertes de la industria y que se imita sin parar. Desde entonces no ha parado de crecer la variedad de "héroes musicales" con la intención de llegar a público con otro gusto musical y uno de esos pasos ha sido DJ Hero.
El estudio británico FreeStyleGames se ha encargado de sacar adelante esta vertiente electrónica, basada en un nuevo periférico que imita una mesa de mezclas con un plato. Una vuelta de tuerca que no se aleja tanto de la jugabilidad original, pero que a la vez añade una forma distinta de moverse. El diseño del aparato es muy bueno y además su tamaño es más pequeño que el de los originales, muy bueno para esta época de tanto trasto en casa. El agarre del vinilo con sus tres botones encaja perfectamente en la forma de los dedos y es suficientemente resbaladizo como para ser girado con suavidad. El cross-fader es ligero, algo que incomodará a los más novatos (que se pasarán el centro una y otra vez) pero necesario para que los que progresen puedan disfrutarlo en los niveles más avanzados, más cercanos a la simulación de Dj. El botón de efectos y el poder de estrellas están alejados, complicados de alcanzar, lo que obliga a soltar alguna mano para llegar hasta ellos. Esta colocación no deja de ser realista, aunque también complique la vida a los que sólo quieren pasar el rato. Además, se puede desmontar el conjunto y colocarse en cuatro posiciones distintas para que sea óptimo para diestros y zurdos. Como de costumbre, la edición de Wii lleva el Wiimote incrustado, aunque sólo cambia en que es un poquito más ancho.
La forma de jugar a DJ Hero es la misma que la de Guitar Hero, sea el instrumento que sea. Las canciones han sido transcritas a este peculiar lenguaje y son reproducidas sobre tres líneas de colores que representan cada botón. Como siempre, hay que pulsar cada uno en el momento indicado. Pero las novedades de este nuevo aparato son, primero, que algunas notas no son para pulsar, sino para hacer scratches; y segundo, que como es una mezcla de canciones, habrá que abrir y cortar la línea de sonido de una u otra para que suene sólo la que toca en cada momento de la composición. Lo que viene a ser pinchar. En niveles de dificultad avanzados la muñeca del fader acabará echando humo de un lado para otro con esta gran aportación que lo aleja de la guitarra y de la batería. Cuanto mejor se haga, más puntos, porque éste es el último objetivo, ya que aquí no te eliminan por mal que lo hagas. Junto a las estrellas hay otro "truco" para ir a por el récord, que consiste en rebobinar un trozo de canción y repetirla. Una forma brillante de introducir un elemento de la música en la jugabilidad, aunque podría haber quedado mal.
Y es que no se trata de un juego para que te sientas Dj creando a partir de dos vinilos, sólo es para que disfrutes simulando con las 100 mezclas creadas exclusivamente para el juego por algunos de los grandes. Aquí no sólo importa la licencia de las canciones, que tocan varios géneros que pueden sumarse como el rap, el R&B, el rock o el electro. De esta selección se puede decir que ha quedado bastante comercial, como intentando contentar a diversos grupos de gente por igual con temas de calidad, pero sin profundizar en nada en concreto. Sin embargo hay una garantía de éxito por encima de la lista de temas, y es que han contado con los mejores para que las mezclas tengan compostura y, además, sean divertidas de interpretar. Que tipos como Dj Shadow, Dj Yoda o los Daft Punk metan en un saco a Public Enemy y a Beck o Cypress Hill y a David Axelrod, y saquen un tema es lo que distingue realmente a este de otros juegos musicales, porque todo lo que suena aquí es fresco, original. De las casi 100 mezclas, algunas son quizá demasiado simples o muy experimentales, pero otras quedarán como temas para recordar.