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Boogie

Bailar, cantar, reír con los amigos y perder el sentido del ridículo. Esa es la actitud que hay que tomar cuando se cogen los mandos de Boogie.

Boogie - Análisis

Mucho más divertido hemos encontrado el karaoke, y no es que precisamente estemos ante unos grandes aficionados a la canción. Como toda la vida, en la parte inferior de la pantalla se van reproduciendo las letras de las canciones que debemos interpretar y entonar, y unas barras van marcando el ritmo y el tono a seguir. Si se hace correctamente se pondrán de color verde y sumaremos muchos puntos, si no, pues a seguir gritando. Para ponerlo en marcha el juego incluye un micrófono de marca Logitech, bastante sólido, bonito y confortable, que se conecta al puerto USB de Wii, pero que no es inalámbrico, sino que consta de un larguísimo cable.

Además de la entonación, el micro es bastante exigente con el volumen, y los gritos serán penalizados. Unido a la incapacidad musical de este redactor, el resumen es que no nos fue fácil hacerlo del todo bien. Sin embargo, el tipo de canciones, el ambiente de diversión y las risas continuas (y los coros, por qué no decirlo) incitan a seguir jugando e intentándolo con esas melodías que todos conocemos aunque no sean de nuestro estilo favorito. Sencillamente, un karaoke en casa para pasárselo bien.

En cuanto al listado de canciones, está formado por 40 temas con una característica común, la marcha. Desde los temas setenteros como Y.M.C.A o You are the One that i Want hasta los primeros éxitos de Britney Spears, alguna canción de Pink o Jamiroquai, todos transmiten sensación de fiesta, de pasárselo bien, de buen ambiente. El abanico de estilos no es muy amplio, por lo que será necesario “adaptarse musicalmente”, y sin duda el principal problema para los jugadores hispanos será la barrara idiomática: un único tema en castellano obliga a cantar algún “nanana” cuando las letras corran demasiado. Ninguna canción está interpretada por sus artistas originales como viene siendo habitual en cualquier karaoke.

El apartado gráfico de Boogie es bastante bueno y lo demuestra sobre todo con sus escenarios, muy ricos en detalles y color, así como en variedad y surrealismos. Mismas definiciones podrían emplearse para los personajes, algunos de ellos horrorosos (sin acritud), como el mismo protagonista. Sus movimientos y animaciones durante el baile son fluidas y responden con suavidad. Todo esto posible en pantallas a 16:9 y 480p.

Para terminar el repaso a la multitud de opciones no jugables de Boogie podemos hablar de su tienda y el modo de edición de vídeo. En la tienda se pueden lograr prendas de ropa para modificar los personajes, así como escenarios y canciones nuevas. Algo más tiene el sistema de edición de vídeo. Con él podrás coger cualquier un vídeo de baile o karaoke y añadirle colores, formas, distorsiones y hasta efectos 3D. Sí, porque el último acompañamiento (claro, no jugable) de este título son unas gafas de cartón para aprovechar esta opción. Un detalle que sirve para pasar el rato.


Concluyendo, Electronic Arts ha desarrollado un juego muy válido para disfrutar de unas partidas con los amigos, sobre todo si su bagaje musical se acerca a los clásicos MTV de hoy y de ayer, o si son amantes de la cultura gay. Éstas personas sabrán sacarle mucha diversión a su gran sentido del ritmo y a ese karaoke. Pero la parte jugable resulta excesivamente sencilla y monótona, y está muy lejos de los títulos musicales que consiguen retar al jugador de verdad, como los DDR o los Guitar Hero. Por suerte, trae muchas opciones que ayudan a olvidar un poco esa escasez de jugabilidad. No apto para un jugador

Atención, el precio recomendado por Electronic Arts en nuestro país es de 59,95€, micrófono incluido, y cualquier sobrecargo será una desviación por parte del distribuidor no achacable a la compañía. No os dejéis engañar que el micro es gratis.

 

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