La culpa es de Call of Duty
La fiebre de los FPS acaba pasando factura.
Es innegable que si hay una franquicia que ha sobresalido a lo largo de la generación que termina esa es Call of Duty. El comienzo tímido que fue Call of Duty 3 explotó con Modern Warfare, que se convirtió en un verdadero fenómeno dentro del sector, consiguiendo unas cifras de ventas similares a las de un Mario Kart.
A partir de entonces, dos estudios internos de Activision, Infinity Ward y Treyarch, se alternaron en el desarrollo de las sucesivas secuelas, asegurándose así un mínimo de calidad y pudiendo sacar una entrega anual. World at War, Modern Warfare 2, Black Ops, Modern Warfare 3 y Black Ops II han surgido desde entonces. Siete Call of Duty en siete años de generación es ciertamente algún tipo de récord, sobre todo porque con cada entrega se ha conseguido vender cada vez más y seguir entusiasmando a los aficionados.
Pero también es cierto que ya comienza a notarse cierta fatiga, tanto por parte de los desarrolladores como por parte de los jugadores. Call of Duty es, ante todo, una experiencia online, dejando de lado completamente las campañas para un solo jugador. Estas no dejan de ser más que pasillos cerrados, más o menos resultones, momentos de disparos de pocos minutos y muchas (muchísimas) explosiones por todas partes.
Y es que el jugador de FPS que yo recuerdo, ese que usa ratón y teclado y que es capaz de destrozar a cualquier jugador de consola en menos tiempo que se tarda en decir `Código Rojo´, ese jugador se curtió con Half-Life, Doom, Duke Nukem, Quake, Alien vs. Predator, Deus Ex… Si hay algo que tienen en común todos estos juegos es que ofrecían una experiencia extremadamente sólida para un solo jugador. Incluso en consola hemos tenido experiencias de este tipo con Goldeneye, Perfect Dark, Turok 2...
Y es que hoy mismo, John Gibson, presidente de Tripwire, creadores de Red Orchestra 2, ha puesto a caer de un burro a Call of Duty precisamente por haber conseguido cargarse a una generación entera de jugadores. Mientras trabajaba en su último juego, el grupo de probadores que tenía, todos grandes jugadores de Call of Duty, básicamente protestaba y ponía a parir su juego porque no se parecía a éste.
Casi parecía que si algo no es idéntico a Call of Duty no es bueno, y eso es malo, tremendamente malo para cualquier industria. Y aquí tengo que estar de acuerdo con John. Sólo gracias a la variedad podemos avanzar y descubrir nuevas formas de pasarlo bien. Hoy en día, los FPS es un género que, salvo un par de excepciones (Dishonored y Bioshock) está completamente atascado. No paran de salir clones y más clones que intentan repetir el éxito en base a lo mismo y que dejan completamente de lado la experiencia para un solo jugador y se centran en el online.
Call of Duty es una buena saga con muchos valores positivos, pero nos hemos dejado asfixiar por ella. Parece que hoy en día un FPS no es bueno si no es como Call of Duty y la misma saga, al intentar innovar, se ha visto castigada por ello. ¿Es que los FPS es un género que está abocado a morir por endogamia? ¿Son los usuarios tan cainitas que no aceptan variedad y sólo quieren más de lo mismo? ¿Call of Duty ha arruinado en verdad a toda una generación de jugadores?
Este artículo refleja una opinión personal del autor y Revogamers no tiene por qué compartirla