¡Versus! Ronda 5: ¿Debe seguir Anouma al frente de la saga The Legend of Zelda?
No mojamos antes del E3 ¡A luchaaaar!
The Legend of Zelda es una saga con 30 años de historia. Tres décadas de magia y admiración pero también de algún que otro tropiezo o desencanto. La llegada de Eiji Aonuma en 1998 como director en Ocarina of Time y más adelante en el que sería su proyecto más personal, Majora´s Mask, siempre permanecerá en el recuerdo de los jugadores.
Sin embargo, mucho ha cambiado la industria desde entonces y quizás la saga no lo suficiente. Al igual que ocurre con otras licencias de Nintendo, Zelda lleva años pecando de un cierto conformismo que poco le ha ayudado. Sí, es cierto que se han introducido cambios para reinventar la fórmula, pero de forma tímida y poco resolutiva si atendemos por ejemplo a lo que ha sido la supuesta libertad de acción en A Link Between Worlds. Todo esto no hace sino confirmar que es necesario un relevo en la producción que insufle savia nueva y muestre nuevos horizontes sin explorar en la franquicia.
La saga lleva años navegando (¿en el Mascarón Rojo?) entre dos aguas en busca de su propia identidad, de lo que debería ser un Zelda moderno. Ya hemos escuchado las supuestas referencias que tendrá Zelda U/NX de juegos occidentales como Skyrim y cuesta mucho asimilar esto con los antecedentes de Aonuma. Toda su obra está supeditada a los gustos de sus hijos hasta el punto de concebir títulos como Spirit Tracks solo por su amor a los trenes. ¿Y si en el futuro les da por el culturismo o la reproducción de los artrópodos? Eso es algo que no quiero saber e imagino que ustedes tampoco.
Nintendo debería confiar en sus creativos más jóvenes, pues si bien la experiencia de los años es una gran virtud a tener en cuenta, también supone un lastre de cara al inmovilismo de una longeva saga que aún tiene mucho que decir a las nuevas generaciones de jugadores. La defensa de Oriol es lícita, pero si se mencionan las críticas de los medios a según qué juegos también hay que exponer la otra cara de la moneda. Aún recuerdo cuando a Skyward Sword se le llamaba “el Ciudadano Kane de los videojuegos” y no hay mayor falacia al hablar de un título que supuso un paso atrás en las mazmorras, renunciaba al ciclo día/noche y repetía enfrentamientos contra jefes (qué bien elegido estaba el nombre de El Durmiente, porque no podía ser más soporífero).
¿Por qué no evitar signos de desgaste dejando la saga principal en manos de un estudio externo? No podríamos tener mejores antecedentes con Oracle of Ages/Seasons o The Minish Cap desarrollados por Capcom y de esta forma Nintendo tendería la mano a las thirds party, lo que ayudaría a apaciguar las rencillas que han existido en esta generación con Wii U. Eiji Aonuma ha sido un pilar fundamental en la franquicia y nadie podrá quitarle jamás eso. Uno de mis juegos favoritos es y será The Wind Waker, pero como fan quiero sorprenderme con cada nuevo título y vivir esa maravillosa leyenda del héroe de verdes ropajes con otros ojos. Al igual que hay sagas que están asociadas a un nombre como Metal Gear a Hideo Kojima, desearía que Zelda fuera una licencia más colaborativa que se nutriera de ideas, personas y en general de la huella de cada uno de los que han trabajado en sus títulos para transportarnos a esos mundos mágicos. Sí, lo sé, dejadme soñar.