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De cómo Super Mario cambió mi vida

La redacción de revogamers se sincera como homenaje al 30º aniversario de Super Mario.

Con motivo del 30º aniversario de Super Mario y del próximo lanzamiento del excelente y conmemorativo Super Mario Maker que ya es, incluso antes de su lanzamiento, uno de los juegos más populares de Youtube, parte de la redacción de revogamers se ha querido juntar para contaros a vosotros, los revogamers, cómo Super Mario cambió nuestras vidas.

Gorka Méndez, Dartz719

Hablar de Super Mario es casi como recordar toda mi vida ya que como muchos, he tenido la suerte de jugarlo desde los tiempos de la NES. El primero que probé fue el original, pero sin duda el que marcó mi infancia fue Super Mario Bros 3. Yo aún no lo tenía, pero sí mi mejor amigo y son incontables la de horas que le echamos turnándonos hasta pasarnos el juego y luego volverlo a jugar. Super Mario World supuso un plus a lo ya conocido y recuerdo como si fuera ayer la gracia que me hizo ver a Yoshi por primera vez.

Pero nada es comparable con el impacto que me supuso el Super Mario 64. El poder mover la cara de Mario en 3D con el mando para entonces era inimaginable y el poder disfrutar de la libertad de movimientos en un mundo 3D con esa calidad solo Mario era capaz de conseguirlo.

Sensaciones y momentos a los que intento dar continuidad al ver la cara de felicidad de mi sobrino al conseguir aplastar un Goomba o coger una seta y que por suerte yo puedo seguir disfrutando como el primer día, porque los juegos de Super Mario son esos que todo jugador debería tener siempre a mano. Y sólo de pensar en las genialidades que pueden salir de Super Mario Maker a uno le hace hasta sudar de lo desafiantes y geniales que pueden ser los niveles gracias a la imaginación de millones de jugadores que han vivido y viven las mismas sensaciones que yo mismo. Son esas pequeñas cosas que sólo los grandes pueden transmitir y de entre ellos Mario es, sin duda, el más grande.

Oriol Minguillon, Antonymous

No me extenderé mucho, porque aunque hay mucho que decir sobre Super Mario Bros, durante estos 30 años ha habido tiempo suficiente de hacerlo y seguramente mejor de lo que yo lo haré.

Mis primeros recuerdos videojueguiles, imagino que como los de la mayoría de gente de mi generación, tienen a cierto fontanero regordete de protagonista. Encender mi NES pirata, cada domingo por la tarde y bajo la atenta supervisión de mi querido progenitor, y meter el mítico cartucho con más de 100 juegos entre los que se encontraba el legendario título de Miyamoto, resultaba un ritual mágico y fascinante. Aún recuerdo esa sensación de sorpresa y de diversión pura cada vez que me ponía a los mandos para coger setas, aplastar tortugas, y tratar de rescatar a la princesa. No solía llegar muy lejos, pero poco importaba en una época en la que no existía la frustración y me limitaba a disfrutar de forma inocente de ese extraño y mágico mundo. Y esos momentos me marcaron de una forma que en aquella tierna edad no podía siquiera llegar a imaginar...

En resumen: se ha hablado largo y tendido de cómo esta obra revolucionó la industria, se han estudiado sus aportaciones y diseccionado su diseño y mecánicas mil y una veces, y se le han dedicado concienzudos análisis y emotivos homenajes de todo tipo. Porque es un clásico que no pasa de moda, que sentó las bases del videojuego moderno, y porque se le puede considerar el Ciudadano Kane de su medio. Pero por encima de todo eso, porque es la primera experiencia que muchos tuvimos en el mundillo y eso vale más que todos los dieces que se pueda llevar. Así pues, por todo esto y más, gracias Nintendo, gracias Miyamoto, y  gracias Super Mario.

Javier Aranda, Bier_Hylian

Cuando uno mira atrás y se pone a pensar en los videojuegos que le han llevado a querer seguir en este mundillo por mucho tiempo, es inevitable que no haya un Mario en su lista. A pesar de haber jugado a un ZX Spectrum y una NES, el primer videojuego que fue mío de verdad fue Super Mario World. Sus diferentes caminos secretos, el mundo especial, los Yoshis de colores y hacerse volando todo un nivel con la pluma para tardar poco son algunos de los detalles que guardaré siempre en mi memoria. Asocié Mario a mi género favorito, por lo que en su momento busqué juegos que fueran similares a lo que SMW me había mostrado, ya fuera de su misma saga (SMB All-Stars) u otros como Donkey Kong Country.

Pero Mario me enseñó que ese estilo de juego también se podía llevar al 3D, con Super Mario 64, un título que me tuvo horas dentro de su castillo consiguiendo sus 120 estrellas y que, de nuevo, me sirvió de inspiración para elegir algunas de mis futuras compras, como Banjo-Kazooie o Donkey Kong 64. Hay títulos que me han gustado más que los de Mario, pero todas las entregas de Mario han tenido siempre algo que se me ha quedado dentro y que me ha marcado, incluso en algunos en los que no esperaba tanto como Super Mario 3D Land me encontré con algo que me sorprendió mucho más de lo que esperaba.

¿Qué es Mario para mí? Esa sensación de superarse una y otra vez, de saber no rendirse y de llegar hasta el final cueste lo que cueste. Aunque también hay que decir que la saga ha sabido ponérmelo fácil, ya que el reto siempre ha estado ahí pero nunca lo suficientemente complicado como para hundirme. Pero ahora, ya crecido y habiendo explorado centenas de títulos de distintas dificultades, estoy listo no sólo para los niveles que Nintendo prepare para mí, sino para todos los desafíos que la gente tenga en su mente para Super Mario Maker - y espero hacer alguno que también puedan disfrutar los que, como yo, han crecido con el fontanero bigotudo.

Juan Antonio Fonseca, M4kk0

Como muchos, muchísimos, mi gran entrada al mundillo de los videojuegos vino de la mano de este fontanero italiano con cierto afán por aplastar tortugas. Recuerdo que de pequeño tenía en casa un 386 que poblaban algunos hogares a finales de los 80 y principios de los 90. Aunque esto no era nada más que un pequeño affaire con el teclado que se limitaba a unos minutos.

Realmente, lo que de verdad me hizo tener curiosidad y adentrarme de lleno en el mundo de los videojuegos fue ver por primera vez una Super Nintendo y, con ella, el legendario Super Mario World. Esa música, esos colores, esa infinidad de niveles y ese mundo tan especial repleto de criaturas tan particulares despertaron algo en mí que sólo pude remediar a base de pasar incontables horas perdiéndome por la tierra de los dinosaurios, Dinosaur Land, a lomos de Yoshi. Jamás olvidaré la sensación que me dio descubrir el mundo secreto y ver que al superarlo todo ese universo cambiaba de apariencia. Para un niño eso era, simplemente, mágico.

Ya a día de hoy se ven las cosas con cierta perspectiva. La industria del videojuego ha evolucionado de forma brutal, pero la esencia de Nintendo y, por ende, de Mario es algo que se sigue respirando en el ambiente. Y sí, es cierto que la “cultura videojueguil” que uno posee se debe a una gran cantidad de juegos y personajes. Pero, en el fondo, ese pequeño niño que se estrenó con aquella Super Nintendo no puede hacer otra cosa que regocijarse por esta señalada fecha y decir: “¡Muchísimas felicidades Mario!

Miguel Ángel Martínez, Cac12

Cada vez que hablo de Super Mario, recuerdo mi infancia con júbilo y extraño mis preciosas experiencias videojueguiles junto a mi padre.  Hace ya diez años, en una tarde lluviosa de invierno, mi vecino llamó a la puerta con una sorpresa, esa sorpresa fue una NES con Super Mario Bros  3. Fueron miles las horas que mi padre y yo jugamos juntos y tras disfrutar tanto con el fontanero, decidimos comprar una Super Nintendo y el juego Super Mario All-Star.

Aunque disfruté muchísimo de estos títulos junto a grandes obras como Super Mario World, para mí ningún juego se puede comparar con Super Mario Shunsine, creo que le dio aire fresco a la saga y aportó ciertas novedades no vistas hasta la época.

Super Mario es un símbolo con el que me he identificado siempre pero me siento orgulloso sobre todo de que mi hermano pequeño disfrute como lo hacía yo cuando jugaba horas y horas en mi infancia. Así pues,  para finalizar solo me queda agradecer a Miyamoto la creación de tales obras. ¡Gracias Miyamoto! ¡Gracias Super Mario!