Canela y el Secreto de las Llamadas Perdidas - CapÃtulo 2
Pagafantas.
Capítulo 2: Pagafantas.
Fue a la montaña más alta que encontró y la subió sin rechistar. Tras varias horas de escalada llegó a la cúspide mientras respiraba entrecortadamente. Miró alrededor y no pudo evitar sobrecogerse. Desde allí se veía todo el reino. Se sentó en el pie del único pino que había en la cima. Suspiró. Era el lugar idóneo. Sacó su libreta y un bolígrafo. Y escribió lo siguiente:
“Han pasado treinta años desde que cambié mi punto de vista sobre el mundo. Es posible que la gente, incluso ella misma, piense que exagero. Las personas que no crean eso es porque probablemente no hayan sentido algo igual. En el fondo me dan lástima. Por mucho dolor que este sentimiento produzca a veces y no sea muy bien recompensado, es un sentimiento muy muy bonito.
Ella ahora vuelve a estar perdida, aunque quizás sea yo el perdido y ella la que se ha encontrado. La última visita acabó de forma desastrosa. La gran parte fue culpa mía. No supe ser yo mismo por miedo a estropearlo todo y precisamente eso fue lo que lo arruinó. Eso demuestra la poca confianza que tengo en mí mismo. Eso y mi estúpida vergüenza hicieron que todo lo que le prometí a distancia no fuese lo que se vio reflejado en persona. Por desgracia mi verdadero yo se refleja mejor en mi bolígrafo que en mis labios y eso hizo que ella volviese a desaparecer.
Mantengo la fe en que un día reaparezca, pues aunque ella sienta otras cosas, cuando está triste, cabizbaja, traicionada, cuando siente que el mundo está en su contra, cuando pierde la fe en lo que le rodea… cuando pasa todo eso… recuerda que hay alguien que la ha tratado mejor que muchos, recuerda que hay alguien que la espera, recuerda a una persona que le ha hecho sentir cosas que nadie le ha hecho sentir… me recuerda a mí.
La próxima vez pretenderé ser más yo y menos un ser sin alma y hacer valer todo lo que deberíamos haber sido y no fuimos por culpa de un mal comienzo.
Firmado:
Bowser”
Suspiró y mirando al horizonte del Reino Champiñón se limpió con la uña del dedo índice la lágrima que caía por su cara. Siempre le había gustado Peach, pero ya tenía novio. Sin embargo su novio es una persona ocupada y muchas veces tenía que ir de aventuras, así que la princesa se sentía sola. Justo en esos momentos Peach, aburrida, iba a verle. Para la princesa, Bowser era un gran amigo que estaba siempre que le necesitaba. Esto no lo entendía Mario, quien entendía que él era un monstruo y que la había secuestrado. En ese momento Mario atacaba su castillo a fuerza bruta y se la llevaba. Lo que Bowser no entendía es por qué Peach no le contaba a Mario que eran solo amigos.
Bowser y Peach se enviaban notas todas las semanas. Nikki las recogía personalmente y se las entregaba rauda a su destinatario. Pero desde hace unas semanas Bowser estaba preocupado, pues no recibía ninguna carta. También le extrañó que, pese a haberse ido de viaje Mario, ella no viniese a visitarle.
Volvió a echar un vistazo al reino, pero esta vez encontró algo fuera de lugar. Al pie de la montaña una especie de perrita corría junto a una bola de luz que desprendía destellos azulados. Decidió interrogarles, lo mismo sabían dónde estaba ella. Así que salto por el precipicio y realizó Bomba Bowser (Nota del Autor: En el smash ataque B abajo).
Canela y Navi corrían bordeando la Montaña Escarpada, cuando de repente se hizo de noche. Como aún era muy temprano miraron al cielo y divisaron algo que tapaba el sol y que se aproximaba hacia ellas a unas velocidades de vértigo. Se apartaron como pudieron para evitar el impacto. El ser extraño impactó contra el suelo creando un cráter y levantando una nube de polvo.
-¡Ey, listen! ¿Qué ha sido eso? – preguntó Navi.
Bowser salió del cráter de un salto y se situó justo delante de ellas.
-Muy buenas, señoritas- saludó de forma cortés.
-¡Oh no es Bowser! –dijo de forma asustada Navi.
-¡Seguro que viene a secuestrarnos por ser tan bellas! –dijo Canela haciéndose la víctima.
-No es eso señoritas, solo quería preguntar…
Pero no pudo terminar la frase porque Canela le arreó un puñetazo en el hocico. Justo después de eso continuó con una ráfaga de puñetazos. Bowser no los sentía gracias a su caparazón, pero pensó que necesitaba pararla para poder preguntarle sobre la princesa, así que agarro sus patas delanteras con las manos.
-Para ya… Sólo quería pregun….
Una vez más Bowser no pudo terminar la frase. Algo rojizo, fuerte y contundente le golpeó y le desplazó unos cuantos metros.
-Muy bien Charizard… ahora continúa con un lanzallamas. Vamos a rescatarlas… -dijo una voz.
Canela y Navi miraron hacia donde debería estar el emisor de la voz. Allí encontraron un chico con pantalones vaqueros, una chaqueta roja, una camiseta negra y una gorra a juego con la chaqueta. En su hombro había un Pikachu.
-¡Es Ash! –dijo Navi.
Canela le dio una colleja.
-Es Red, no lo insultes.
Bowser se refugió contra el fuego en su caparazón, pero comenzó a sentirse como en un horno y decidió comenzar a girar sobre sí mismo. Salió de su refugio intentando arañar con sus garras a Charizard.
-Charizard ¡Agárralo y movimiento sísmico!
El Pokémon lo cogió y lo levantó por los cielos, donde le hizo dar unas cuantas vueltas antes de estamparlo contra el suelo de nuevo.
-Finaliza con Llamarada…
Charizard comenzó a desplazar fuego a su boca para lanzarla. Pero se paró en seco. Canela se puso delante de Bowser con los brazos extendidos.
-¡Para Red! Creo que no quería hacernos daño, solo quería preguntar. –Dijo Canela.
-Pero si tú le has dado igual… -replicó Navi.
Canela le volvió a dar otra colleja.
-Charizard… Bien hecho, vuelve. –dijo mientras levantaba la Poké Ball.
Una vez guardado su Pokémon, Red se acercó a Bowser y le ayudó a incorporarse.
-Estas… ¿Bien? –Preguntó.
-Eso… Creo… - dijo Bowser mientras jadeaba.
-Red ¿Qué haces tan lejos de Kanto? –preguntó Canela.
-He venido a investigar… necesito… respuestas…
-¿Qué ha pasado? – preguntó Navi.
- Los líderes de gimnasio han caído… tres de ellos han sido derrotados… y cinco han desaparecido…