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¡Versus! Ronda 1: ¿Debe Nintendo ceder ante las Third Party con NX?

¡Comienzan los debates en Revogamers!

Hoy en Revogamers nace Versus. Una nueva sección que busca llevar a la portada de nuestra web los debates más candentes de la actualidad del mundo que rodea a Nintendo. Para ello, enfrentaremos las opiniones contrapuestas de dos de nuestros redactores, de modo que vosotros os podáis posicionar a favor o en contra de un mismo tema.

Queremos que seáis partícipes de esta nueva sección no sólo discutiendo el tema que se trate en el foro, sino proponiendo nuevos temas que debatir, y sobre todo eligiendo un de ls opciones en el foro o en la encuesta que haremos  a través de Twitter, para luego semana a semana recopilar vuestros votos y ver quién de los 2 debatientes ha ganado el combate. Versus lo formamos Oriol Minguillón, Sergio Tur y Gorka Méndez.

Comienza, por tanto, el Round #1 de Versus: ¡Fight!

¿Debe Nintendo ceder ante las Third Party con NX? 

Nintendo debe y necesita a las thirds en esa incógnita aún por desvelar que es NX. No me hace falta una bola de cristal ni ser Michael Patcher para creerlo firmemente. En una industria en constante cambio, la compañía de Kioto ha tenido que adaptarse de forma tardía en cuestiones tan fundamentales como el online o la alta definición mientras reestructuraban sus bases organizativas. Lo hemos visto en el atropellado ritmo de lanzamientos que tuvo Wii U durante el primer año y cómo han hecho frente a la sequía del catálogo solo a base de productos internos.

Esto, sin lugar a dudas, ha pasado factura a Nintendo. Mientras que muchos usan la eterna excusa de la innovación como argumento para defender este hecho, la realidad es que la compañía japonesa ha sido terca y poco resolutiva en el trato con compañías externas.

Nintendo ha sido prepotente al pensar que no necesitaba apoyos para su consola, una imagen que si bien en la época de Super Nintendo podía mantener sin miedo, en la actualidad es un claro suicidio comercial. En ese duro proceso de adaptación que tenía Wii U por delante deberían haber escuchado y aprendido de compañías como Electronic Arts, Ubisoft o Square Enix; tratarlas como a aliadas y no como a competidoras.  

Sin ánimos de ser catastrofista, es obvio que el colchón económico que proporcionó Wii afectó en la forma de plantear la estrategia de su hermana mayor. Sin saberlo, la consola blanca se convirtió en la espada de Damocles de Nintendo. Estoy de acuerdo en que la innovación en este mercado es fundamental, sí, pero la innovación mal entendida puede derivar en graves consecuencias que ahora toca afrontar. Las características técnicas de Wii U la marginaron frente al resto de máquinas y sólo derivó en un mayor distanciamiento entre los consumidores.

En este contexto, tras vanagloriarse con Wii por su éxito en personas de todas las edades, Nintendo era la que menos podía permitirse ser quien ahora pusiera barreras a los jugadores. Tenían la oportunidad de desprenderse de ese gran estigma que desde hace dos generaciones pesa sobre ellos: el ser una consola complementaria.

Que nadie me malinterprete. Todos amamos las grandes franquicias de Nintendo y son imprescindibles tanto para la imagen de marca como para alegría de nosotros como seguidores. Sin embargo, eso no debería ser incompatible con la idea de tender la mano a otras desarrolladoras. Y es que quien esté en contra del aperturismo flaco favor le hace a Nintendo y al sector.

Los títulos multiplataforma forman un pilar esencial en la construcción de un buen catálogo y cumplen una función catártica, un baño de humildad para las tres grandes compañías. Gracias a estos títulos se eliminan los tan odiados prejuicios de la industria y estoy seguro de que todos sonreiríamos un poquito más al mirar en la estantería nuestro flamante Zelda U al lado de Fallout 4.