Xeodrifter
Los 8 bits siguen de moda.
Xeodrifter - Análisis
Parece que las consolas de Nintendo siguen siendo un buen nido en el que acoger los juegos indie con estética de 8 bits pero sin dejar a un lado la calidad de producto, algo que en el caso de Xeodrifter tampoco es excepción. Las expectativas las teníamos bastante altas con este juego, sobre todo teniendo en cuenta las manos de las que viene, tratándose de Renegade Kid, autores de Mutant Mudds o Moon Chronicles entre otros, un equipo que ha demostrado a la perfección su dominio del concepto de juego portátil.
¡A por los aliens!
La premisa del título de Renegade Kid pone los dientes largos a cualquiera, aunque ya es algo familiar. Somos un explorador espacial que viaja a planetas desconocidos habitados por seres alienígenas. Esta propuesta se nos muestra a través de unos escenarios en 2D en los que reina la acción y exploración. Muy Metroid, ¿verdad? Pues, salvando las distancias, sí que estamos ante un juego con tintes parecidos que gustará a los amantes de la saga de la famosa cazarrecompensas de Nintendo.
El inicio de Xeodrifter es muy directo, de hecho carece de tutoriales. Nuestro personaje sólo puede saltar y disparar. Una simpleza en el manejo que nos acompaña a la hora de darnos cuenta de que la dificultad marca de la casa vuelve a estar presente: los enemigos están apostados estratégicamente para que hasta el más pequeño pueda quitarnos una vida, y lo harán más de una vez, porque todo está pensado para que tengamos que ser muy hábiles. Todo está lleno de detalles que complican la aniquilación de estos. Por ejemplo, la longitud de nuestro salto no suele coincidir con la de nuestro enemigo, debiendo disparar antes o después de su punto álgido, lo que provoca que fallemos muchas veces y exponiéndonos, además, a otras amenazas que suelen estar cerca y dispuestas a aprovecharse de cualquier debilidad.
De esta forma, y añadiendo que sólo hay checkpoints en la zona previa al combate con el jefe de turno, nos tocará repetir cada fase desde el principio en más de una ocasión, sin entender como cualquier enemigo “cutre” nos puede machacar de ese modo. Además, para darle un toque más difícil a todo esto, sólo podemos recargar nuestra salud al acceder al jefe final o si conseguimos una vida más.
Duros de pelar
Los jefes finales de Xeodrifter no son muy variados, de hecho, son siempre el mismo pero cambiando su color. Bien es cierto que algo más se podían haber diferenciado por fuera, pero su aspecto pronto deja de importarnos, ya que no nos dejan tiempo para pensar de lo complicados que son. Cada uno cuenta con habilidades mejoradas con respecto al anterior y, por tanto, cada vez es más difícil acabar con ellos.
Al acabar con ellos, conseguimos nuevas habilidades, hasta un total de 6. Estas nos van a permitir acceder a zonas del escenario por las que antes no podíamos continuar. Son desde correr a velocidad supersónica para pasar zonas tóxicas hasta acceder a las plataformas del plano situado al fondo de pantalla, como se hacía en Mutant Mudds. Esta circunstancia nos obliga a dejar muchos niveles “a medias” porque para poder recorrer el resto de la fase necesitamos sí o sí esa habilidad de la que no disponemos. En principio, se nos permite acceder a cualquiera de los 4 planetas disponibles, pero pronto nos daremos cuenta que es inútil avanzar si no tenemos lo necesario.
Así, el volver de nuevo al nivel con la habilidad ya conseguida tras acabar con el jefe correspondiente nos puede dar el acceso a nuevas zonas antes inaccesibles y conseguir nuevos items o mejoras.
Todo en la táctil
A pesar de la simpleza aparente, la pantalla táctil nos da mucho juego a lo largo de la aventura. En ella vemos el mapa de los 4 planetas disponibles, donde de inicio sólo se nos marca con un recuadro dónde se encuentran el o los jefes del nivel. Aquí también se nos muestran los iconos de las habilidades conseguidas, y al conseguir potenciadores de disparo podemos elegirlos: desde uno simple y rápido a otro más potente pero más lento o en espiral. Seis en total a elegir, con la posibilidad de guardar 3 configuraciones distintas en la misma partida.
La pantalla táctil juega un papel importante. Es más, una de las habilidades antes mencionadas es un disparo fuerte para atravesar paredes hechas por los alienígenas. Algo que se activa usando esta segunda pantalla y que es esencial para acabar con alguno de los ataques de los enemigos más potentes, obligándonos a turnarnos entre el táctil y botones.
Mención aparte merece la música, que, a pesar de ser simple, consigue lo que pretende: una ambientación de la que da miedo por la sensación de soledad que transmite, de nuevo muy en la línea de la serie Metroid.
En definitiva, Xeodrifter es un juego que no defrauda en los niveles de acción y exploración que nos ofrece pero que, a pesar de la dificultad de los jefes, se nos hace algo corto, pudiéndose completar al 100% en unas 4-5 horas de juego. Esa quizá sea la pega más grande, que se nos queda corto en cuanto a contenido porque la base, a pesar de la simpleza, es bastante buena.