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Wave Race 64

Do a barrel roll... pero sobre las olas.

Wave Race 64 (Wii U) - Análisis

A lo mejor no es un hecho en el que uno caiga con facilidad; pero a Nintendo una cosa que casi siempre le ha gustado ha sido acompañar a su hardware con juegos deportivos de su propia cosecha en sus lanzamientos. No es de extrañar, es algo que normalmente ha funcionado bien: Pilotwings y F-Zero se veían espectaculares en las recién estrenadas SNES y para muchos Wii Sports sigue siendo la experiencia más auténtica que han tenido con un Wiimote. En Nintendo 64 ese rol lo tuvo Wave Race 64, un trepidante juego de motos acuáticas que gracias a sus físicas permitía surcar las olas de una forma tan realista como nunca antes se había visto en una consola.


Las mismas olas 20 años después

Claro, eso fue hace ya casi veinte años y, si en pleno 2016 uno se pone a jugar a Wave Race 64, se topará con las evidentes limitaciones técnicas de entonces. No hablamos tanto de gráficos, donde uno siempre parte de una postura más indulgente cuando se acerca a un título retro, sino de la envergadura del juego. Hoy día cuatro personajes seleccionables parece una cantidad bastante escueta, los escenarios ni son abundantes ni destacan por tener recorridos complejos y memorables, los modos de juego siguen la norma sin revolucionar nada y el multijugador está limitado a dos. Dimensiones propias de una época en la que los megas de capacidad de los cartuchos podían contarse con los dedos de las manos.

Y, sin embargo, la fórmula del juego sigue siendo resultona. Las carreras del modo campeonato no pierden la emoción gracias a una IA que no da tregua a los excesos de confianza por parte del jugador y su curva de dificultad ofrece desafío para largo sin encontrar etapas tediosamente fáciles. Una de las razones por las que estas carreras funcionan tan bien es porque el jugador no sólo debe competir contra los otros corredores, sino contra sí mismo. Una serie de boyas sabiamente distribuidas (y que se deben respetar para no quedar excluido de la carrera) delimitan el recorrido a seguir y convierten lo que parecía una cómoda recta en un improvisado zigzag. Esto da paso a un juego de decisiones en el que puedes optar por seguir el curso habitual de la carrera o asumir una penalización (sabiendo que a la quinta te quedarías sin puntuar) a cambio de recortar distancia o evitar una maniobra improvisada in extremis con tal de alcanzar la boya.

Estos campeonatos se van volviendo más exigentes con el aumento del nivel de dificultad no sólo por el evidente cambio que supone para la IA, sino porque el formato de competición impone una serie de puntuaciones de corte que debes superar para poder disputar la siguiente carrera. En la dificultad más asequible estos cortes son generosos y a poco que no te dediques a quedar último en todas las carreras no será complicado finalizar el torneo. En cambio, una vez ésta sube los cortes también lo hacen, quedando las pájaras muy castigadas desde el primer momento.

En el extremo opuesto está el modo Stunt, con el clásico planteamiento de ir de check point en check point atravesando aros y haciendo piruetas para conseguir la puntuación más alta posible. Tal vez Wave Race 64 no se distinga por tener el número más elevado de cabriolas; pero las que tiene son intuitivas y relativamente fáciles de aprender, por lo que es un modo que no exige una gran maestría para poder sacarle provecho. Completan el repertorio de modos el contrarreloj, el multi a dos jugadores y un modo libre en el que practicar.

Hablábamos más arriba de los cuatro personajes a seleccionar. Afortunadamente estamos ante un juego donde todos ellos están bien creados y poseen estilos muy diferenciados, por lo que realmente existen cuatro formas de correr, ya sea primando la velocidad, la capacidad de hacer curvas muy cerradas o adoptar un estilo más equilibrado.

Juegues donde juegues, siempre llamará la atención cómo el oleaje afecta a este juego. La física del juego, sobresaliente para su época, te mete de lleno en un terreno inestable donde los malos aterrizajes y las maniobras arriesgadas terminan haciéndote caer de la moto y perder un tiempo precioso. Su funcionamiento ha envejecido correctamente, más o menos como se puede decir de sus gráficos, llenos de color y que se hacen más tolerables que los de otros juegos contemporáneos. La música acusa más el paso del tiempo, pues aparte de quedar un poco anticuada no disimula los tonos característicos de los chips de sonido de los 90.

En definitiva y pese a las evidentes carencias que se prevén en un juego de esta edad, Wave Race 64 continúa siendo un título disfrutable. Desde la sencillez de sus bases construye un conjunto intenso y desafiante que entretiene al jugador como en los días de Nintendo 64. El control sale bien parado del cambio de plataforma y están disponibles las opciones típicas de la Consola Virtual, como el juego en off TV.