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Wario Land: The Shake Dimension

Vuelve el Wario de siempre con un apartado gráfico impecable.

Wario Land: The Shake Dimension - Análisis

Wario ha vuelto. Siete años han tenido que pasar para que el personaje más avaricioso y regordete de Nintendo reaparezca (olvidándonos de Wario World y Master of Disguise) en el género que le dio el salto a la fama; las plataformas. Un género que con el paso de los años no hace más que agonizar ante una época repleta de FPS genéricos y que, por falta de atracción e innovación, se está viendo abandonada tanto por los jugadores habituales como por las propias desarrolladoras. Un problema que Nintendo quiere disminuir con la producción de títulos como Super Mario Galaxy o Wario Land: Shake Dimension, y sirviendo de apoyo a proyectos como Klonoa: Door to Phantomile o Muramasa: The Demon Blade entre otros. Sin embargo, no solo para rescatar de las profundidades al género de las plataformas ha hecho aparición Shake Dimension. Las 2D, aclamadas y reclamadas hoy día por muchos, es otro “olvidado” dentro del ciclo de los videojuegos que el propio Wario resurgirá como si de las cenizas del ave fénix se tratara.

Wario se “anima”

Si tuviéramos que destacar lo que más nos ha llamado la atención dentro de Shake Dimension sin duda sería el aspecto gráfico. Nos sorprenderemos por el trabajo y mimo que se ha imprimido en las animaciones de Wario y en todo los elementos de pantalla: enemigos, fondos de escenario, objetos... todo ha sido dotado de una naturalidad que nos sumerge en una serie de dibujos animados. Wario se mueve con suavidad y sin sufrir movimientos toscos o extraños. Cada situación provoca en nuestro protagonista una reacción distinta -además de graciosa- como el movimiento de su tripa regordeta al chocar con un enemigo, el zarandeo de sus manos al resbalarse en el hielo o su expresión de dolor cuando se ve rodeado de llamas. Una serie de detalles que dotan de carisma al título y que imprimen aún más esa sensación de encontrarnos ante dibujos animados.



Los escenarios, por su parte, no se quedan atrás en su atractivo. Con fondos pintados a mano, visitaremos zonas heladas, rocosas, volcanes, selvas e incluso un tren, un sin fin de localizaciones que no hacen más que incrementar nuestra opinión positiva sobre el acabado artístico. A todo esto hay que sumarle las impresionantes animaciones de los jefes finales. Unos diseños de mayor tamaño que permiten que el trabajo luzca mucho más que en los enemigos básicos o incluso en Wario. En definitiva, una maravilla visual tanto en conjunto como de forma individual que no se ve empañada durante todo el desarrollo del juego.

Un control sin innovación pero resultón


Shake Dimension ni innova ni pretende hacerlo. Se ha optado por un control tradicional que se combina en contadas ocasiones con el aprovechamiento del detector de movimiento. Manteniéndose los movimientos ya conocidos como saltar, barrido o agacharse, se han añadido algunos nuevos que se activan con un movimiento del wiimando: inclinarlo para decidir en qué dirección lanzar un enemigo/objetos o ser propulsados por un cañón, y agitarlo repetidamente para liberarnos, impulsarnos desde una barra a zonas difíciles de alcanzar o extraer todas las monedas de los sacos y ajos (suman un corazón) de los enemigos. Mencionar, como novedad en la serie, el control de vehículos.

 

Lo más destacable dentro de todo este tipo de movimientos es el golpe sísmico -golpe que Wario efectúa contra el suelo al mover el wiimando hacia abajo-. Con gran variedad de usos y caracterizado por una barra que necesita recargarse tras su empleo, es el recurso principal a la hora de descubrir los tesoros ocultos: podemos hacer aparecer zonas ocultas bajo suelo o mover bloques verticalmente y así poder situarnos sobre ellos. Básico pero eficaz.