Titan Attacks
Los invasores del espacio solo estaban de parranda.
Titan Attacks - Análisis
Tarde respecto a versiones de otros sistemas, pero ya tenemos en la eShop de nuestras 3DS y de la mano de Curve Digital y Puppy Games, Titan Attacks!. Preparaos para volver a los salones recreativos de los 80, donde todo era más sencillo y sí, adictivo.
Los invasores del espacio han vuelto
No podemos empezar nuestro análisis sin mentar al juego que originó que hoy, más de 35 años después, estemos jugando a este Titan Attacks! en nuestra 3DS, y no es otro que el sempiterno Space Invaders. Por muchos años que pasen, por muchas versiones que hayamos recibido de este clasicazo entre los clásicos, siempre es y será buen momento para echarnos una partida más matando marcianitos, como dirían nuestros padres y allegados. Y otra. Y otra. Y la última. Y la otra última. Etc.
A esto apega el juego que nos ocupa, a la nostalgia y al entretenimiento inmediato, a lo puramente arcade, y no es nada malo, ni mucho menos, pero sí es algo que quizá hayamos visto ya demasiadas veces. La fórmula de Space Invaders se ha copiado, adaptado y reinventado en tantas ocasiones que era muy difícil sorprender. Conscientes de esto, la gente de Puppy Games ha optado por ofrecer lo que ya conocíamos, pero con un aspecto visual más acorde a lo visto hoy y, por desgracia, con una dificultad también más cercana a lo que demandan hoy en día el grueso de jugadores. Aunque en la parte positiva, han sabido introducir diversas mejoras que hacen que nos encontremos ante un juego inspirado en, en lugar de un juego que copia a, algo muy loable y más tratándose del genero que se trata.
Para dar vida a este conjunto tampoco les ha hecho falta ninguna excusa ni inventarse ninguna historia poco conocida, y han optado por la típica invasión alienígena a la Tierra, donde nosotros, manejando al último tanque terrestre, deberemos hacerles frente y, no contentos con expulsarles de nuestro planeta, seguirles hasta Titán, el mayor de los satélites de Saturno, y acabar con ellos definitivamente.
Como habréis deducido por la comparativa con Space Invaders, Titan Attacks! solo goza de movimiento lateral y disparo hacia arriba, pero en su simplicidad reside su adictividad. Enseguida estaremos sumando bajas a nuestro marcador y comparando nuestros números en las tablas de clasificación online, y para subir en la tabla no nos quedará otra que superar los 100 niveles que nos propone el juego y que se dividen a su vez en 5 planetas y satélites (la Tierra, la Luna, Marte, Saturno y Titán, de ahí el nombre). Cada una de las zonas tiene su propio jefe final, aunque los patrones de ataque de cada uno diferirán muy poco del anterior o siguiente.
Píxeles espaciales
Hablando de los malos, los enemigos que nos encontraremos a lo largo del modo un jugador, el único que tiene el juego, serán variados en sus ataques y movimientos, pero no tanto en sus diseños. Diseños simples para enemigos simples. Por fortuna los fondos gozan de algo más de color y buen gusto, y a veces la pantalla se llena de bonitos efectos de luz fruto de las explosiones de las que somos artífices. Lo que resulta curioso, e incluso molesto al principio, es que el juego no aprovecha toda la pantalla superior de nuestra 3DS, sino que se estrecha por los lados creando la forma de la típica pantalla de las máquinas recreativas. Un bonito y nostálgico detalle del que podían haber prescindido. Y esto no acaba aquí, ya que el juego no hace gala de efecto 3D alguno. Inexplicable. Nos hubiera gustado ver esas coloridas explosiones estallándonos hacia nuestra cara, pero no va a ser posible.
Por su parte el sonido está algo más cuidado. No es ni mucho menos sobresaliente pero cumple con su cometido de manera solvente, e incluso al cabo de media hora oiremos ya en nuestra cabeza el singular sonido de los aliens precipitándose contra el suelo.
Para lograr eso, que acaben besando el firme o que se desintegren al instante, nos valeremos de nuestro, al principio, disparo único y nuestras limitadas bombas. Nuestro arsenal, así como nuestro escudo, será susceptible de ser mejorado mediante el dinero que consigamos al superar cada fase (deberemos estar atentos a los multiplicadores, pues harán que sumemos mucho más dinero a nuestra cuenta), y creednos, será altamente recomendable hacerlo. Así podremos: mejorar nuestro escudo, aumentar la potencia del disparo, sumar un disparo extra, añadir una bomba a nuestra reserva, colocarnos accesorios como cañones extras a los lados o aumentar la velocidad de recarga de los mismos. En este Titan Attacks!, al contrario de en otros juegos de su género, podremos recibir daños, pero perderemos escudo, que sobrevivamos más o menos tiempo dependerá de cuánto lo hayamos ampliado.
Todo esto hace que el juego nos dure un suspiro. Unas dos horas serán suficientes para ver todo lo que el juego es capaz de ofrecernos. Más allá de eso, jugarlo solo servirá para ascender en el ranking mundial o de amigos, o para entretenernos simple y llanamente matando naves alienígenas, algo completamente lícito. Sobre esto se sustenta Titan Attacks!, y es que es realmente adictivo, tanto o más que el juego al que homenajea. Por eso es todavía más frustrante que no tenga un modo a dos jugadores, aunque hubiera sido pasándonos la consola para intentar superar la puntuación de nuestro amigo.
Sombras y luces
Si obviamos su carencia de modos más allá del de un jugador, sus gráficos simplistas, el que no tenga 3D o su, a priori, corta duración, nos queda un muy entretenido mata-marcianos y un muy digno sucesor del, y esto son palabras mayores, Space Invaders o Galaga Galaxian, grandes entre los grandes. Quizás no llegue a las cotas de calidad de estos, y gran culpa de ello sea de su baja dificultad, pero sabe mantener el tipo e introducir novedades que no desentonan con ese toque añejo que tanto nos gusta.
Titan Attacks! podía haber dado mucho más de sí, pero por los 9,99€ iniciales que cuesta nos ayudará a dos cosas: matar el gusanillo de mata-matas que tenemos encima desde hace mucho y divertirnos con partidas cortas y rápidas (que luego no son tan cortas).