Portada » Análisis » The Legend of Zelda: Spirit Tracks (Wii U)

The Legend of Zelda: Spirit Tracks

El tren que descarriló a pesar de todo.

The Legend of Zelda: Spirit Tracks (Wii U) - Análisis

Dos años después de The Legend of Zelda: Phantom Hourglass, también para Nintendo DS, vio la luz The Legend of Zelda: Spirit Tracks. La secuela que quería ser un “más de lo mismo pero mejor” y que, aunque a grandes rasgos lo consiguió, cuando quiso innovar lo hizo de forma desastrosa. Spirit Tracks mejora todo lo que hizo grande a Phantom Hourglass y arregla en cierta manera sus errores, sin embargo se inventa los suyos propios y, como pasa con los trenes mal manejados, descarrila miserablemente. Al ser ambos juegos tan parecidos y existir un fantástico análisis del primero, nos vamos a centrar principalmente en las diferencias entre ambos.

Mamá, ¿hemos llegado ya?

The Legend of Zelda: Spirit Tracks añadió de forma insospechada los elementos de la revolución industrial y la ambientación steam punk que muchos, por aquel tierno 2009, anhelaban para su saga favorita. Ahora Link era un maquinista de tren y se movía por un mundo regido por la tecnología de vapor sin abandonar nunca el toque distintivo que tanto Phantom Hourglass como The Wind Waker poseían. Seguro que muchos se echaron unas buenas risas a costa de esa pequeña población de seguidores de la saga. Pero ahora había trenes.

Fuera de bromas, el equipo de Aonuma había conseguido coger las bases jugables del primero de Nintendo DS y pulirlas al extremo. Ahora el control era mucho más justo y preciso que antes, las mazmorras eran más originales y entretenidas y no había que repetir una y otra vez las mismas secciones de un equivalente al Templo del Rey del Mar. Es cierto que la Torre de los Dioses guardaba mucho parecido con el vetusto templo, pero cada piso era independiente y no hacía falta jugarlos todos de un tirón. Las características únicas de Nintendo DS volvían a ser explotadas de forma totalmente convincente. Pintar en los mapas era una delicia, luchar contra los enemigos utilizando tu propio aliento era increíblemente inmersivo y muchas cosas más. ¡Hasta la música era mejor! De todos es sabido, sin embargo, que esta segunda parte es considerada como sensiblemente inferior a la primera. ¿Qué pudo fallar?

Recapitulemos un poco. Trenes. Los trenes, a diferencia de los barcos, no se pueden mover libremente sino que están adheridos a unas vías con un recorrido fijo. Spirit Tracks no se olvida de esta característica y la implementa con todas sus consecuencias. Viajar de un lado a otro del mapa se convierte en un suplicio por la falta de poder de decisión y la lentitud del vehículo. Es cierto que hay algunos retos y desafíos en el mapamundi, pero viajar en tren es tan aburrido que convierte a esos desafíos en algo odioso que casi preferirías que no estuviera, para poder desentenderte y hacer otras cosas mientras la locomotora llega a su destino como, por ejemplo, contar ovejas.

Por si fuera poco, además tienes que frenar en el momento justo para poder entrar a los sitios. ¡Menos mal que puedes hacer marcha atrás! Lo único que podemos salvar de los viajes en tren, aparte de cierto evento de por el final, es la música del mapamundi, una de las mejores de la saga. Pero viajar en tren nunca fue tan aburrido como en Spirit Tracks. Y sí, hay viaje rápido, pero casi como si no existiera. El tren celestial nos hace añorar a Mascarón Rojo más que nunca.

The Legend of Zelda: Spirit Tracks en tu Wii U Gamepad

Por lo demás, si te gustó Phantom Hourglass es más que probable que, con paciencia, seas capaz de disfrutar Spirit Tracks. Todo salvo el mapamundi es mejor en la secuela, pero poco importa cuando lo único que haces en gran parte del juego es desear que se acabe ya el suplicio de ir de un punto a otro del mapa. Además, en Wii U, que es sobremesa, eso todavía tiene un pase pero este juego nació para Nintendo DS, una portátil, una plataforma donde la gente quiere, a veces, jugar partidas de 10 o 15 minutos, cosa que Spirit Tracks no permite hacer. The legend of Zelda: Spirit Tracks es lo contrario a lo que debería ser un juego para una consola portátil.

Jugar tanto a Phantom Hourglass como Spirit Tracks en Wii U es una buena experiencia, aunque algunos usos de Nintendo DS se vuelven un poco raros al transferirlos al Wii U Gamepad. Sin ir más lejos, la acción de soplar es mucho más artificial en la sobremesa y temo por la salud de más de uno, ¡que en Spirit Tracks hay que soplar más que en un control de alcoholemia! A nivel visual también choca un poco, incluso con el “suavizado” que ofrece Wii U (yo lo llamaría emborronamiento, pero eufemismos hay por todas partes). Nintendo DS nunca fue una máquina muy potente y, aunque Spirit Tracks sea de lo más bonito del catálogo, no deja de ser un juego tridimensional con dientes de sierra capaces de hacerse paso en la mismísima amazonia.

Aparte, la doble pantalla de Nintendo DS tenía una ventaja, y es que una estaba encima de la otra y era muy fácil prestar atención a ambas a la vez. Con Wii U esto no pasa y, aunque son pocos los momentos en los que necesitamos hacerlo, es un infierno tener que ir mirando de la pequeña pantalla del Wii U Gamepad a la televisión. Es cierto que hay otras configuraciones que solventan a medias estos problemas. Poner la pantalla partida nos hace ver la pantalla superior a la izquierda, lo que es cuanto menos extraño. Tener una DS dibujada en el Wii U Gamepad, aparte de ridículo, nos deja muy poco espacio de maniobra. Al final, más vale la pena acostumbrarse a la vista asimétrica inesperada y tomársela como un desafío más para así poder disfrutar del juego como se merece.

Porque sí, Spirit Tracks es un juego bastante bueno a pesar de ser excesivamente continuista con respecto a su antecesor y, además, fallar estrepitosamente a la hora de intentar innovar. Vale la pena repetir que es lo contrario a lo que un juego de consola portátil debería haber sido y que no se acerca ni de lejos a la calidad del más reciente The Legend of Zelda: A Link Between Worlds. Pero no se puede negar que Spirit Tracks tiene su encanto y jugarlo en Wii U es una muy buena opción, aunque haberlo hecho en Nintendo 3DS habría sido MUCHO mejor. Si no te importan los viajes tediosos en tren (puede que incluso te gusten, hay gente a la que le gusta que le peguen), probablemente te parezca un juego fantástico y encantador.