The Legend of Zelda: Phantom Hourglass
Con la trifuerza por banda.
The Legend of Zelda: Phantom Hourglass (Wii U) - Análisis
The Legend of Zelda; Phantom Hourglass, el primer título de la popular saga de Nintendo para la exitosa y revolucionaria NDS, llega casi por sorpresa a la Consola Virtual de Wii U, acompañado de su secuela Spirit Tracks. Levad anclas y desplegad velas, porque toca volver a surcar los mares en esta mágica y colorista aventura.
El héroe de los vientos
Nintendo DS, la anterior consola portátil de la compañía, fue una máquina sumamente popular que no solo resultó ser una de las más vendidas de la historia, sino que introdujo a mucha gente en el mundillo de los videojuegos y aportó nuevas formas de jugar nunca antes vistas gracias a sus características únicas. Además, con el tiempo fue conformándose con un catálogo grande, completo, y de muchísima calidad, y es recordada con cariño por mucha gente (aunque obviamente también tenga sus detractores). Ante tal tesitura, no podía faltar un título de la famosa serie The Legend of Zelda, por lo que Nintendo decidió lanzar, el año 2007, el juego que nos ocupa.
The Legend of Zelda: Phantom Hourglass se nos presentó pues, como una secuela directa de la inolvidable entrega de Gamecube (The Legend of Zelda: Wind Waker) y, por lo tanto, vemos como continúa directamente la historia de dicho juego, situándose poco tiempo después del final de ese. Link, Tetra y su tripulación se encuentran surcando los mares hasta que topan con un misterioso barco fantasma el cual la joven capitana decide investigar. Al poco de subir a bordo del espectral navío, desaparece profiriendo un preocupante grito y nuestro aguerrido héroe hyliano se lanza a rescatarla cayendo al vacío y despertando poco después en la orilla de Isla Mercay. En ella conocerá a la amnésica hada Ciela, al venerable anciano Siwan y a un marinero cobarde y caradura llamado Linebeck que nos sacará más de una carcajada con su actitud de egoísta y carismático antihéroe. Ellos, junto a otros personajes, ayudarán a Link en su nuevo periplo para rescatar a su amiga viajando a lo largo y ancho de estas nuevas y desconocidas aguas en las que se encuentra.
De su precuela conserva también la ambientación marina, la distribución del mundo en un océano repleto de islas por explorar, una magnífica banda sonora y los diseños y estética a dibujo animado haciendo uso del cell-shading. En ese aspecto, resulta un juego bastante resultón gracias a su dirección artística, pero debido a la potencia del hardware original para el que se ideó, adolece de personajes con poco poligonaje y texturas de muy baja resolución que afean algo el conjunto y no lucen como es debido en pantallas más grandes.
Pero es en el ámbito jugable donde se encuentran las mayores diferencias respecto al título de Gamecube. No solo por el peculiar control, que detallaré más adelante, sino también por su desarrollo. Nos encontramos ante un The Legend of Zelda que hace uso de una vista superior en los momentos de exploración en islas y mazmorras, y que cambia a uno más similar a la de las entregas tridimensionales cuando nos movemos en barco. La estructura es más o menos la de siempre: realizamos diversas tareas para encontrar y poder entrar a la mazmorra que toca, la resolvemos hasta llegar al jefe, lo vencemos, y vuelta a empezar. Al margen de esto están las ya consabidas misiones secundarias y mini-juegos, que nos darán varias horas más de juego en caso de querer realizarlo todo. La ruptura con el esquema clásico de la franquicia se encuentra pero (y este es, junto a su baja dificultad, uno de los puntos más polémicos y criticados del juego), en que también hay una mazmorra central a la debemos volver recurrentemente durante la aventura, teniendo que repetir en diversas ocasiones secciones que ya habíamos superado, algo que a la larga puede terminar haciéndose demasiado pesado y monótono. Dicha mazmorra se nos irá desbloqueando a través de distintos atajos a medida que consigamos ítems, haciendo gala de un diseño versátil e inteligente, pero que no puede ocultar la sensación de repetitividad. Desde luego, es una decisión de diseño que no gustará a todos y puede echar atrás a más de uno.
Blandiendo el stylus
Sus particularidades, desde luego, no terminan aquí. Como ya he mencionado, el control es muy característico y en su día se ideó para hacer un uso intensivo de todas las funcionalidades diferenciadoras de la portátil de doble pantalla. Para comenzar, movemos a Link arrastrando el stylus por la pantalla táctil hacia donde queremos dirigirnos, atacamos a enemigos o interactuamos con objetos o NPCs pulsando encima suyo y damos la ya clásica voltereta trazando un pequeño tirabuzón. Esto cambia radicalmente cuando estamos navegando por el océano, ya que aquí controlaremos al barco dibujando la ruta que queremos seguir en el mapa, de forma que una vez en marcha solo deberemos preocuparnos de realizar otras acciones como saltar, parar o disparar con el cañón (todo ello también pulsando la táctil) mientras el navío avanza de forma automática. Además, a tenor de esto, cabria destacar también que nuestra embarcación puede personalizarse con distintas piezas que podemos adquirir para dotarla de mayor resistencia. A priori todo esto puede parecer algo confuso y si bien no es un control del agrado de todos, responde a la perfección y al poco de estar jugando se le coge en truco y resulta divertido e intuitivo, además de que navegar sea una gozada. Todo ello, eso sí, se orienta a la accesibilidad y a permitir que cualquiera pueda disfrutar de la experiencia. No es algo estrictamente malo per se, pero unido a la simpleza de las mazmorras y enemigos (a excepción de algunos de los espectaculares jefes que acostumbran a hacen mecánicas la mar de originales y sorprendentes) hacen del juego algo poco retante. Sin embargo, aunque el seguidor mas acérrimo pueda molestarse por ello, no es algo que le reste diversión en absoluto.
Volviendo al control, ahí no terminan las innovaciones y los usos que se hacían de Nintendo DS pues hay numerosos puzles que requerían al jugador dibujar, emplear el micrófono, e incluso pensar en un uso la mar de creativo de la forma plegable de la consola. En ese aspecto, lo más destacable es la vuelta de tuerca que se le daba a algunos objetos clásicos de la saga como el bumerán, y la función de tomar notas en las cartas de navegación y mapas que tengamos, algo muy útil, e incluso imprescindible, en determinados momentos, haciéndote sentir un auténtico aventurero.
Una nueva adición a la Consola Virtual
Anunciado en el último Nintendo Direct y aparecido poco después en la tienda virtual de Wii U, se puede decir que aunque era previsible su llegada al sistema, nos ha pillado algo por sorpresa y viene con oferta incluida, puesto que al comprarlo nos llevaremos The Legend of Zelda; Spirit Tracks (anunciado también para Wii U en la misma conferencia) a mitad de precio.
El caso es que es una conversión en la línea del resto que se han hecho de este estilo, que apenas toca nada del juego original pero añade algunas funciones interesantes. Tenemos la posibilidad de crear puntos de restauración en cualquier momento, varias configuraciones distintas de pantalla para utilizar la que más se adapte a nuestros gustos, y la posibilidad de suavizar la imagen para que los defectos gráficos propios de un desarrollo para una máquina técnicamente muy inferior no resalten tanto. Además, gracias a las características del Gamepad se han podido trasladar casi todas las particularidades jugables de esta entrega con mucha fidelidad, aunque hay una función en concreto que se ha adaptado como buenamente se ha podido por razones evidentes (algo que prefiero no especificar para evitar desvelar sorpresas a quien no lo haya jugado).
En definitiva, estamos ante un muy buen juego que se desarrolló con la loable intención de acercar la saga a un público masivo y tratar de ser rompedor en ciertos aspectos como el control. Desde luego, estos puntos y algunas decisiones de diseño cuestionables lo convierten en una entrega controvertida y que divide a los fans, pero no por ello mala. La conversión por su parte, es correcta y sin muchos alardes, pero ideal para el que no lo haya podido disfrutar y no disponga de una Nintendo DS, además de salir a un precio bastante razonable. Un buen The Legend of Zelda para iniciarse en la serie o, si eres veterano, simplemente pasar un rato agradable con Link y compañía pese a su sabor a capítulo menor.