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The Legend of Zelda: A Link to the Past

Un enlace hacia 1991.

The Legend of Zelda: A Link to the Past (N3DS) - Análisis

Un año después del lanzamiento de la exitosa SNES vio la luz la tercera iteración de una de las sagas más emblemáticas de Nintendo. The Legend of Zelda: A Link to the past descartaba el camino seguido por The Adventure of Link para volver al sistema del primer juego de la saga, perfeccionando la fórmula y transformándolo en el mejor juego de su estilo, imbatible hasta la fecha, y en uno de los mejores de su generación. Ahora, gracias a la consola virtual de New Nintendo 3DS, podemos jugarlo en las portátiles de nueva generación.

Un enlace hacia 1991

No fue el primero, sino éste, A Link to the past, el juego que sentó las bases de la saga. Un desarrollo a caballo entre lo lineal y lo libre, un mundo abierto que explorar y un apartado artístico de cuento de hadas que empleaba al máximo la gama de colores de la nueva plataforma fueron las claves del éxito. En este caso ya no estábamos ante el Hyrule devastado y prácticamente deshabitado del primer The Legend of Zelda, sino ante un mundo anterior, en el que la gente apenas es consciente del mal que se cierne sobre sus cabezas.

Esta vez, el desarrollo no es completamente libre y sigue un orden que, aunque flexible, permite al juego contar una historia más o menos interesante, aunque nada necesaria para disfrutar del juego. Cabe destacar que, tal y como ocurrió en su día, The Legend of Zelda: A Link to the Past está en inglés.

Para avanzar es necesario superar las mazmorras, las cuales a veces albergan artefactos que nos permiten acceder a zonas nuevas, como el guante de fuerza para levantar las piedras pesadas o el arco del héroe, para golpear en zonas lejanas. Además, el juego dispone de un sistema de hechizos que nos permite acabar fácilmente con los enemigos a cambio de una gran cantidad de poder mágico, el cual también se usa para alimentar algunos de los artefactos.

La perspectiva del juego es aérea y el mapa está dividido en diferentes zonas, cada una con sus secretos. Al estar basado en el mismo Hyrule que el primer juego, pero cientos de años antes, las localizaciones se mantienen hasta cierto punto, quedando la montaña de la muerte en el norte y el lago Hylia en el sureste. En este juego aparece el poblado de Kakariko, lugar desde el que se pueden hacer compras o incluso mejorar la espada en cierto momento de la historia.

 

Una cuestión de género

A Link to the Past es uno de los mejores juegos de su género, una suerte de ARPG como los primeros juegos de Ultima o los Ys, pero que elimina gran parte de los elementos más estratégicos del género, como las subidas de nivel o la gestión del personaje, para no desviar al jugador de lo más importante: la sensación de aventura. Es por este motivo que, aunque realmente las diferencias con otros ARPG contemporáneos, como Illusion of Time o Terranigma, no sean muchas, gran parte de los fans prefieran denominarlo “aventura”. Y también es gracias a esto que el juego es mucho más accesible para todo tipo de públicos.

Curiosamente, a los (pocos, por desgracia) juegos que emulan este enfoque se los ha acabado llamando “juegos tipo Zelda”, a pesar de que la mayor parte de los juegos de la propia saga son aventuras en 3D. Pero claro, A Link to the past rivaliza de tú a tú por el título a “mejor juego de la historia” con Ocarina of Time. Tal vez no fuera tan rompedor y original como el de Nintendo 64, pero fue un juego mucho más completo y dinámico, una verdadera obra maestra del perfeccionamiento de la fórmula original. Y es mi favorito de la saga.

The Legend of Zelda: A Link to the Past es un juego que dura aproximadamente 14 horas, todas ellas de pura diversión. No hay ni un momento aburrido, desde el principio misterioso bajo una lluvia infinita hasta la apoteósica lucha final, todo es diversión en estado puro. Su remake-secuela-reboot en Nintendo 3DS, A Link Between Worlds, es partícipe de esta cualidad añadiendo nuevas mecánicas, aunque a costa de sacrificar parte del encanto aventurero del original para facilitar su disfrute en portátiles, por lo que si te gustó, no lo dudes, A Link to the past te va a encantar.

Es un juego para el que, salvo por la resolución y alguna pequeña ralentización cuando hay muchos elementos en pantalla, no pasan los años y que se mantiene joven como el primer día. Quizá el punto más negativo de la versión de New Nintendo 3DS es, precisamente, el sistema de consola virtual de Nintendo, que nos obliga a pasar por caja por cada plataforma en la que lo queramos tener, en lugar de asociarlo a nuestra cuenta para poder disfrutarlo en todas nuestras plataformas. Así pues, aunque lo tengas en Wii o Wii U, tendrás que volver a desembolsar un precio nada barato para tratarse de un título que ya disfrutó de gran éxito primero en SNES en 1991 y después en GBA en 2002.

Un juego de leyenda

Si te gustan los videojuegos deberías jugar a The Legend of Zelda: A Link to the past. A diferencia de los juegos de NES, al de SNES apenas se le notan los años y todavía disfruta de una juventud envidiable, habiendo envejecido mucho mejor que otros más modernos como Ocarina of Time o Majora's Mask (en parte gracias al apartado artístico). Se trata de una obra maestra que no sucumbe ante el paso del tiempo y de la que se puede disfrutar como el primer día. Por desgracia, Nintendo se empeña en no traerlo en condiciones óptimas, por lo que ni está traducido al castellano ni la resolución ha sido adaptada a las pantallas modernas, aparte de que tendrás que pagar por él aunque ya lo tengas en Wii o Wii U (o ambas). A pesar de todo esto, si hay un juego por el que merece pagar el desproporcionado precio de la Consola Virtual de SNES ése es The Legend of Zelda: A Link to the past.