Super Mario Maker
Efectivamente, ¡soy mejor que Miyamoto!
Super Mario Maker (Wii U) - Análisis
Ya está aquí, ya llegó, el rechoncho fontanero. 30 años cumple esta auténtica leyenda del entretenimiento y qué mejor forma para celebrarlo que preparándole nosotros la fiesta que nos dé la gana, mientras tenga forma de nivel, eso sí. Super Mario Maker es el mayor homenaje que podía haber recibido Mario, un homenaje para él y para nosotros, los jugadores.
A dos bandas
Si bien el objetivo principal es crear, no es menos importante (sobre todo en Nintendo) el jugar. Super Mario Maker ha sido concebido como un perfecto matrimonio, aquél donde ambos están completamente separados y que cuando se juntan, es para pasárselo bien.
Habiendo dos partes muy diferenciadas, la de creación y la de jugar, sorprende lo bien que se integran la una con la otra y cómo se retroalimentan, pues cuando creemos, no pararemos de jugar mientras probamos nuestro nivel, y cuando juguemos los de otros, iremos usurpándoles ideas para nuestras propias pantallas. Quienes piensen que solo van a jugar o solo van a crear (los menos), están muy equivocados, siempre veremos algún nivel que nos inspire para crear nosotros uno parecido (mejor, pensaremos) y ya le daremos un poquito al editor, y será nuestra ruina, pues es tan ágil y lleno de posibilidades que engancha.
Creando
La parte de creación en Super Mario Maker es quizás la más importante, no en vano es en esta donde deberemos ser más constantes si queremos ir desbloqueando todo lo que ofrece el título, ya que no todo está disponible de inicio. Esta controvertida decisión para algunos cumple una doble función: por un lado logra que cada día toquemos algo el editor y que a la larga nos animemos a subir niveles que otros puedan jugar; y por otro consigue no avasallarnos dada la gran cantidad de ítems disponibles, con un total de 60, que son más pues la gran mayoría tienen una cara oculta que desvelaremos si los agitamos, sí, como suena. Y tampoco conviene olvidar las combinaciones de objetos, quién sabe lo que puede salir por la boca de una planta piraña, por ejemplo.
Esa es la gran baza de este juego. Super Mario Maker ha logrado reinventar al propio Mario, ¡y en 2D nada menos! Nintendo no se ha quedado en lo tradicional y no ha puesto trabas a nada, salvo a la música, que es una de las partes más fojas del título. Son pocas las composiciones, y todas ellas están asociadas a su escenario, aunque siempre hay trucos. Por ejemplo, una vez que desbloqueemos los sonidos (allá por la segunda semana si somos constantes), tendremos la posibilidad de “vestir” a Mario con un efecto de sonido o una melodía que le acompañará durante toda la fase, pudiendo así variar la pieza típica de cada zona. Con el tiempo podremos llegar incluso a grabar nuestros propios sonidos, pero no podremos compartirlos en línea, así evitaremos desagradables sorpresas. Como veis, en combinar está la clave, y desde aquí estamos seguros de que aún no hemos desarrollado todas las combinaciones posibles, ya que cada día, en el online, se ven cosas nuevas que no habíamos ni imaginado.
Hay que destacar una propiedad, y es que, aunque muchos objetos se cuelan en formatos que no son suyos, otros sólo podremos verlos y usarlos para los niveles que fueron concebidos originalmente. Verbigracia, la pluma de Super Mario World solo podrá ser usada bajo esa apariencia, y no podremos verla en el Super Mario Bros. original. Las limitaciones son pocas pero ahí están, aunque son insignificantes al lado de las posibilidades que ofrece el disco.
Algo parecido ocurre con el uso de los archiconocidos amiibo, solo disponibles para el modo 8 bits. Estos están cuidados al máximo, no solo en apariencia, sino en efectos de sonido o movimientos. Además, si no disponemos del amiibo correspondiente, tranquilos, se desbloquean jugando, y siempre habrá quien haga buen uso de los mismos en el online.
No podemos olvidarnos de las variantes dentro del juego, que son la longitud y altura, la velocidad, el estilo y las zonas. De longitud podemos crear desde un nivel de unos pocos metros, pero que sea ingenioso, hasta uno bastante largo donde nos dé tiempo a poner casi todo lo que se nos ocurra, y de altura, si no estamos en una zona subterránea, podremos dedicarnos a esconder secretos bien alto, como al doble de lo que pueda medir una pantalla normal de cualquier Mario que se precie. En la velocidad podremos elegir cómo de rápido nos va comiendo la pantalla de izquierda a derecha, muy útil para agobiarnos sobre todo en zonas “finales”, como algunas con Bowser o sus esbirros. Por estilo nos referimos a poder crear pantallas con aspecto de Super Mario Bros., Super Mario Bros. 3, Super Mario World o New Super Mario Bros. U. Recordemos, el estilo escogido delimitará qué objetos podremos elegir. Y las zonas, aunque ya las veréis todas, son en la superficie, bajo tierra, los barcos flotantes y alguna otra que no desvelaremos. Son suficientes y combinadas con los diferentes estilos hacen que tengamos un juego muy variado en lo visual.
Y pasamos a la parte social de este Super Mario Maker, hay que compartir. Si subimos nuestros niveles pueden pasar dos cosas: que los jueguen o que no. Si no los juegan, caerán en el olvido y, con el tiempo, se eliminarán de la base de datos en línea, no así de nuestra ranura de guardado (podremos guardar hasta 120 pantallas, contando creadas, bajadas o guardadas de los niveles de prueba). Si los juegan, por el contrario, pueden votarlos con una estrella o no votarlos. Si los votan entran en la lista de los más votados y aguantarán más tiempo subidos, además, recibiremos monedas por las estrellas ganadas y a más monedas, más niveles podremos subir (al principio dispondremos de un límite de 10 niveles). Asimismo, según si muere mucha gente en nuestro nivel o poca, este será considerado fácil, normal o difícil. También podremos dejar comentarios en cada nivel y estos, si tenemos la opción activada, aparecerán en pantalla mientras juguemos, sin molestar demasiado.
Jugando
Básicamente, Super Mario Maker se juega como cualquier Mario 2D, solo que nos encontraremos ante situaciones nunca antes imaginadas siquiera. Podríamos decir que hay 3 modos de juego como tal, el modo 10 Marios, donde recorreremos los niveles creados por la propia Nintendo para la ocasión, que ya nos sorprenderán por su originalidad y donde contaremos con 10 vidas para ir superándolos todos; el modo 100 Marios, similar al anterior pero con 100 vidas y con niveles aleatorios online, pudiendo además elegir dificultad y el modo de niveles subidos, donde veremos y probaremos las fases creadas por la comunidad, donde podremos usar varios filtros según nuestros gustos, o incluso buscar el contenido creado por un usuario determinado.
De cualquier manera, la sensación que tendremos mientras juguemos será de estar con algo viejo y nuevo a la vez. Sabremos jugar perfectamente, calcularemos los saltos al milímetro, pero vaya, eso no nos lo esperábamos, o esto, o esto otro. 30 años después.
Guardando y subiendo
Si bien el vigésimo quinto cumpleaños de Mario no fue lo esperado, en esta ocasión el producto hace honor totalmente al personaje y a sus fans, que no somos otros que nosotros mismos. Si hubiera que ponerle pegas, que hay que ponérselas, habría que destacar la ausencia de un modo a dobles, aunque fuera posible solo con el skin de la subsaga New y la poca variedad de temas musicales disponibles.
Super Mario Maker es prácticamente infinito y está rebosante de posibilidades. Es un mundo nuevo bidimensional donde lo viejo vuelve a brillar y lo nuevo se adapta perfectamente a lo antiguo. Es, posiblemente, el primer videojuego con sabor añejo de la historia.