Super Mario Bros. 3
Recordamos Super Mario Bros 3, la obra maestra de NES.
Super Mario Bros 3 - Análisis
Pocos juegos han dejado la huella que Super Mario Bros 3 en el mundo de los videojuegos. La tercera parte de las aventuras de Mario en NES nos dejó una obra maestra indiscutible y el plataformas en 2D por el que todos los demás juegos de la saga continuaron, un título que innovaba a tantos niveles que podríamos estar durante páginas enteras hablando de ellas y no terminaríamos.
En primer lugar, visualmente estaba fuera de toda la escala del momento. La NES se ponía al límite con Super Mario Bros 3, lleno de color, de detalles, de enemigos de todas las formas y colores. La esencia del juego seguía siendo el salto, pero ahora teníamos mil y una variantes, muchos más de los cinco o seis enemigos básicos que habían aparecido en Super Mario Bros y Super Mario Bros 2. Había goombas y troopas, sí, pero ahora teníamos muchas más especies, tanto en tierra firme como en el agua, voladores, plantas carnívoras de fuego, chispas eléctricas, cañones de mil formas, enemigos que caían del cielo…
La hoja de mapache, el nuevo objeto del juego, hacía que Super Mario ahora también se jugara en vertical, volando, con un scroll vertical además del horizontal que ampliaba las opciones de juego de forma estratosférica. La variedad de situaciones no tenía rival en Super Mario Bros 3 con la introducción de los diferentes mundos, mucho más diferenciados que Super Mario Bros, al que se parecía mucho más que su extraña segunda parte en occidente.
Fue también la primera vez que aparecieron los koopalings, los siete secuaces de Bowser, cada uno más loco que el anterior, y que luego se han convertido en asiduos de la saga, hasta el punto de ser corredores en Mario Kart 8. Cada koopaling tenía su propio mundo, ambientado en una temática diferente, como el mundo de las plantas carnívoras, o el mundo desértico, lleno de pirámides.
La sofisticación estaba empezando a convertirse en una necesidad para hacer avanzar a la industria. Super Mario World no habría sido nada (o mejor dicho, lo habría sido todo) si no se hubiera apoyado en los cambios que introdujo este Super Mario Bros 3. La accesibilidad a los niveles, por ejemplo, usando un mapamundi en el que podíamos ver secretos inalcanzables o cómo era el mundo en el que estábamos, se ha convertido en la tónica de los Mario en 2D desde entonces, pero en su momento fue un planteamiento novedoso que le daba más coherencia a la aventura de Mario y que proporcionaba una verdadera medida del avance del jugador en su aventura para salvar a Peach.
También se introdujeron los minijuegos en los que conseguir vidas extra (inspirados en la máquina tragaperras del Super Mario Bros 2) y, por supuesto, los trajes, sin los que ahora no podríamos concebir a Mario. Al champiñón, la flor y la estrella le había salido una familia de serios competidores que no sólo daban poderes a Mario, sino que cambiaban su aspecto de forma radical. No sólo hago referencia a la ya mencionada Superhoja, sino a los más esquivos traje de rana, el traje de los hermanos martillo y el increíblemente especial disfraz de tanooki, que además te permitía convertirte en piedra para pasar desapercibidos. Además, teníamos el “Ala P” para superar los niveles fácilmente (ya comenzaban las superayudas entonces) y, sobre todo, los silbatos, la encarnación de este juego de los atajos especiales que nos llevaban a los últimos mundos.
Y es que Super Mario Bros 3 encarnó precisamente el cambio de escala. Metió tantísimos elementos nuevos, creó unos niveles tan variados y llenos de cosas, que era imposible no sentirse abrumado. Tampoco era un juego sencillo, ya que aunque los primeros niveles sí que resultaban algo sencillos, los últimos podían convertirse en verdaderas pesadillas, especialmente aquellos en los que nos enfrentábamos a la armada de Bowser en unos niveles de scroll forzados ya legendarios.
Y, por si todo esto fuera poco, la batuta de Koji Kondo no pasó de puntillas, sino que el compositor fetiche de Nintendo creó para la ocasión una serie de melodías que ya son clásicos de los videojuegos y que hoy en día todavía nos hacen sonreír cuando aparecen en algún arreglo en Super Mario 3D World, por ejemplo.
Super Mario Bros 3 fue, posiblemente, el mejor juego que vio la NES y se convirtió instantáneamente en el punto de referencia del género de las plataformas. Es tan grande su alcance e importancia, que aún hoy seguimos notando sus efectos, y no sólo en los juegos de Nintendo. Una grandísima obra maestra que no ha envejecido un solo año y que nos hace darnos cuenta de que para hacer grandes juegos, no hacen falta gigas, basta con bytes.