Portada » Análisis » Shutshimi (Wii U)

Shütshimi

Street Sharks enfurecidos.

Shutshimi (Wii U) - Análisis

Shütshimi es un indie que ya lleva un tiempo en EEUU y en otras plataformas, pero que llega por fin a la eShop europea de Wii U. Desarrollado por Neon Deity Games y publicado por Choice Provisions (creadores de Bit. Trip) se nos viene encima un juego frenético de disparos pero en un sentido diferente al habitual al de cuando oímos esa expresión.

Disparos pasados por agua

Inmediatez. Esa es la palabra que puede definir en muchos aspectos a este título. Pese a que los protagonistas son una serie de peces hormonados con brazos que parten piedras, lo que les hace especiales es que disparan todo tipo de armas. En otras palabras, esto es un shoot’em up de avance horizontal o, como muchos dirían, un juego de navecitas. Con un botón para disparar y otros que a veces permiten realizar acciones extra, sólo hay que preocuparse de disparar y esquivar.

Pero la cosa se hace especial cuando descubres que las oleadas de enemigos son cortas no, cortísimas. Cada 10 o pocos más enemigos se acaba la ronda, se nos manda a una tienda en la que en pocos segundos debemos elegir entre tres objetos y pasamos a la siguiente fase. Además de lo que el objeto nos potencie, cada nivel añade una regla exclusiva para el mismo, como puede ser invertir la pantalla, cambiar el tamaño del personaje, añadir una temática de fiesta o que se lancen gatos, por poner un ejemplo.

La locura y el cambio constante son las grandes bazas de Shütshimi. De vez en cuando hay fases con estética de GameBoy y también algún jefe y minijuegos, pero se consigue que dé la sensación de estar constantemente jugando a cosas diferentes cada muy poco tiempo. Algunos de esos cambios son permanentes, otros sólo del nivel, así que la sorpresa está siempre ahí. Además, hay una serie de gorros temáticos que permiten al personaje disfrazarse y tener más cambios todavía, como puede ser uno que hay de Commander Video. Eso sí, también se puede morir si nos quedamos sin vidas (salvo que se tenga escudo, una vida se pierde de un toque) y tocaría empezar desde el inicio.

Hay varios modos de dificultad, un modo de fiesta para “hacer el cabra” un rato, un modo de juego contra jefes, un completo tutorial y la posibilidad de ver todos nuestros logros y colección de gorros. Los jefes de este título son especiales ya que, si nos golpean o se acaba el tiempo previsto, huyen y tocará darles caza más adelante, aunque con su barra de vida ya bajada.

Si todo de por sí sorprende, la cosa mejora cuando ves que hay cuatro personajes con características un poco diferentes. Pero lo especial de que existan varios peces a controlar no es esa, sino que existe la posibilidad de jugar en multijugador hasta cuatro jugadores simultáneos, creando rebotes entre los jugadores y, entre tanto power-up y cambio, una sensación frenética aún mayor.

En pleno auge de lo retro, el estilo gráfico pixelado es el jefe en este juego y la música también es de corte chiptune. Ante un juego digno de la era SNES pero plagado de cambios constantes el resultado luce muy bien. Sobre todo cuando cumple en que todo lo que pasa rápido ocurre como debe ser, con escasos tiempos de carga y ninguna ralentización. El detalle de algunos enemigos peca de no apreciarse bien, y tampoco hay mucha variedad, pero con la corta duración de los niveles hace que no sea tan perceptible. Además, puede usarse el Off-TV y cualquier mando (a excepción del de GC) compatible con la consola para jugar.

A pesar de que el ritmo de la primera partida puede parecer lento, al final Shütshimi tiene tanto cambio y dinamismo que no te da tiempo a pensar mucho y te atrapa. Es un juego muy corto, pero es muy rejugable, tiene unos cuantos coleccionables y, sobre todo, es único cada vez que se toca. Y la cosa mejora mucho si hay compañeros con los que jugar. Si estás solo merece la pena probarlo, pero si tienes gente al lado, es un título muy recomendable.