Portada » Análisis » Rodea: The Sky Soldier (Wii U)

Rodea The Sky Soldier

 Una idea de altos vuelos en caída libre por mala ejecución.

Rodea: The Sky Soldier (Wii U) - Análisis

Es muy probable que el nombre de Yuji Naka no le diga prácticamente nada a los jugadores más jóvenes, incluso los veteranos en el mundo de los videojuegos tendrían problemas para reconocerlo a no ser que mencionáramos una de las sagas más famosas del mundo de los videojuegos, en la que jugó un papel fundamental, Sonic the Hedgehog. El primer jefe del Sonic Team vuelve a subir a la palestra con Rodea: The Sky Soldier, un producto que se asemeja mucho más a otra de sus grandes creaciones, Nights into Dreams, pero que, por desgracia, no conserva ni la espectacularidad de la que disfrutaban los primeros capítulos del erizo ni de la magia y sensación de libertad que era capaz desprender el arlequín azul. Lo que nos deja una obra que llega tarde y, especialmente, muy mal adaptada.

Un letargo de mil años

La historia de Rodea es, probablemente, uno de los puntos más fuertes del título, y eso en un juego ligero de aventuras y acción no deja mucho lugar al optimismo. Geardo es el gobernador de un mundo en el que se ha acabado toda fuente de energía. Cada 1000 años, las tierras gobernadas por el codicioso regente entran en contacto con un reino flotante, Garuda, cuyos recursos energéticos son envidiables. El emperador planea hacerse con el control de Garuda con el fin de abastecer su reino, pero para ello necesita un artefacto que conecta los dos mundos, la llave del tiempo, custodiada por la princesa Cecilia.

En uno de los ataques del ejército de Geardo a Garuda, la princesa rompe la llave del tiempo en dos mitades, entregándole una de ellas a uno de sus robots personales, R0 o Rodea, al que ella misma bautizó y le dio un corazón. Tras esto, envía a Rodea lejos del campo de batalla y se sacrifica por su reino, quedando éste devastado y sumido en un profundo sueño.

La acción transcurre 1000 años después de estos eventos, cuando el protagonista despierta sin memoria en el taller de Ion, una mecánica humana. Lo único que es capaz de recordar son las ordenes dadas por alguien hace mucho tiempo: salva a Garuda, el imperio Naga es el enemigo.

Rodea: The Sky Soldier ha tenido problemas prácticamente desde el mismo momento en que se anunció. Hace 5 años se dejaba ver en Wii algo que recordaba bastante a lo que nos enseñaba Nights en la maltrecha Sega Saturn, un juego que permitiría al jugador surcar los cielos con gran libertad de movimientos, pero que en esta ocasión nos dejaba ir un paso más allá, pudiendo elegir en cada momento hacia dónde ir y qué ruta tomar dentro de un entorno completamente abierto y tridimensional. Este título apuntaba maneras con un gameplay combinado de dos clásicos de los 90, pero Prope, desarrolladora del juego, se vio obligada a dejarlo en la nevera más tiempo del deseado, quedando la consola obsoleta y viéndose “obligados” a adaptar su obra a otras plataformas con mayor trascendencia en las fechas actuales. Por ello volcaron el trabajo realizado hacia Wii U y Nintendo 3DS, dejándose por el camino el aspecto que más prometía, su control por movimiento.

Sencillez ineficiente

El esquema de control de Rodea Sky Soldier en Wii U no es complicado, pero en la práctica resulta bastante ineficiente. Con el stick derecho del GamePad controlamos el movimiento del propio Rodea mientras estemos en el suelo, con un toque del botón A saltamos, mientras que un segundo toque en pleno salto coloca al personaje en “modo vuelo”. Desde ese momento tendremos unos segundos para seleccionar el destino al que queramos llegar moviendo una retícula en pantalla con el stick izquierdo. De no elegir objetivo, Rodea avanzará automáticamente hacia la posición neutra.

Para derrotar a los enemigos, el control es el mismo salvo por un pequeño detalle, basta con marcar el objetivo señalándolo con la retícula para fijarlo automáticamente y lanzarse en pleno vuelo hacia él. Si pulsamos el botón B cuando estemos muy próximos le causaremos daño, realizando una animación que recuerda mucho al Spin jump de Sonic y que puede encadenarse varias veces.

El esquema de botones es sencillo, pero la ejecución de las acciones son, como mínimo, imprecisas. Los saltos son excesivamente largos, dando la sensación de que la gravedad varía dependiendo de la forma de desplazarse del personaje (según salte o camine), las cargas contra los enemigos pueden encadenarse perfectamente en una zona para, en la inmediatamente posterior, fallar estrepitosamente a la hora de fijar el blanco y eliminarlo.

Se nota en exceso que el juego está pensado por y para el Wiimote y, aunque con unos cuantos niveles de práctica los controles del GamePad pueden acabar siendo “suficientes”, es imposible no pensar que Prope ha cometido un error al no permitir utilizar el control original de Wii en su sucesora, especialmente cuando son perfectamente compatibles.

A pesar de los desajustes que pueden producirse con los controles, estos no son el principal problema de Rodea: The Sky Soldier. Precisamente por ser un juego de vuelo libre, uno esperaría que la cámara estuviese realmente pulida y se colocase siempre en la mejor posición para el jugador, pero nada más lejos de la realidad. La posición de la cámara es un problema en sí mismo en la totalidad de la aventura. Durante los vuelos tiende a colocarse detrás de R0, pero no se reajusta correctamente a la hora de modificar las trayectorias, teniendo que modificarla constantemente de manera manual con el stick derecho del GamePad. Otra de las trabas más acusadas de este sistema se da a la hora de aterrizar en una superficie no plana. Con este movimiento Rodea da un salto hacia atrás, pero la cámara no se reubica, lo que se traduce en la mayoría de los casos en una caída en picado o una muerte ridícula. Situaciones realmente desquiciantes que se repiten demasiado a menudo y que aumentan artificialmente la dificultad del título.

Rodea: The Sky Soldier, también RPG

Además de su sistema de juego a caballo entre los primeros Sonic netamente 3D y Nights into Dreams, Rodea: The Sky Soldier ofrece también pequeñas pinceladas de RPG. El juego está distribuido en más de una veintena de capítulos a los que se accede a través de un mapamundi. En este es posible mejorar las capacidades de R0 utilizando las piezas que van dejando nuestros enemigos tras ser eliminados. Entre las capacidades que se pueden mejorar encontramos la ofensiva, la armadura y las capacidades y velocidad de vuelo. Pero, además de subir de nivel, estas características también se añaden a la posibilidad de obtener habilidades acumulables y objetos equipables que nos facilitarán el juego en gran medida.

Por otro lado, el mundo de Rodea está repleto de monedas coleccionables de oro, plata y bronce. Estas monedas pueden utilizarse en el mapa del mundo para visitar islas ocultas que nos proporcionan piezas raras de enemigos e incluso nos sirven para desbloquear contenido adicional.

El apartado gráfico del título merece también especial atención. Una vez más, al encontrarnos en un juego en el que el jugador se pasa el 90% del tiempo surcando los cielos, se esperaría un apartado artístico a la altura, con una calidad gráfica especialmente cuidada en los entornos y la iluminación. Sin embargo, una vez más, Rodea: The Sky Soldier nos da una bofetada y deja caer sobre la mesa algo que no es siquiera digno de las primeras hornadas de juegos de Wii. Los entornos no sólo son excesivamente sencillos (apenas unas cuantas islas separadas entre ellas por lanzaderas), sino que están completamente vacíos. Los modelados de los enemigos son simples y las texturas planas, dignas de los primeros años de GameCube. Todo este apartado gráfico ingame contrasta con el trabajo hecho con las escenas de vídeo y los eventos de conversaciones entre personajes, con un estilo anime muy bien ejecutado.

El apartado sonoro de Rodea: The Sky Soldier es un punto a favor. A pesar de no ser una obra maestra, la banda sonora de Rodea es bastante variada, muy poco artificial (en la que destacan instrumentos clásicos como flauta, piano, guitarra o violín) y sabe encajar perfectamente con las situaciones narradas. Otro punto a destacar son los efectos de sonido que, aunque sencillos, nos harán esbozar una sonrisa a la hora de escucharlos, llevándonos de vuelta a los mejores tiempos de Sonic.

Una traba destacable en este último apartado es el doblaje, aunque tenemos la opción de jugar tanto en inglés como en japonés (recomendado este último), los subtítulos están en todas las lenguas europeas salvo el español. Un último apunte, también tenemos opción de jugar en modo Off-TV, pero la opción no es precisamente rápida de encontrar y habrá que avanzar un par de capítulos utilizando obligatoriamente la TV hasta poder activarlo.

En definitiva, Rodea: The Sky Soldier es un juego que podría haber dado muchísimo más de si de haber salido con el control con el que fue concebido originalmente. Es cierto que las primeras unidades de Wii U incluyen su versión de Wii (versión que, recordemos, el propio Yuji Naka recomendó encarecidamente por encima de sus dos hermanas mayores), pero es incomprensible que no se haya utilizado el combo Wiimote + Nunchuck como método de control principal también en la sobremesa. La cámara es, sin duda, la peor enemiga del juego, provocando muertes innecesarias y que el jugador ande perdido por el entorno la mayoría del tiempo. Si a esto le sumamos un apartado técnico más que deficiente y que no venga siguiera subtitulado en español, nos da como resultado un producto totalmente prescindible, que intenta traer algo de aire fresco a la industria, pero que falla estrepitosamente en la ejecución.