Professor Layton y el legado de los ashalanti

Profesor Layton y el legado de los ashalanti - Análisis

El Profesor Layton se jubila. Seis juegos como protagonista, uno como coprotagonista y una película de animación a las espaldas de uno de los personajes que nacieron durante la sorprendente Nintendo DS, esa consola que demostró que había una nueva generación de juegos por aparecer y cautivar a jugadores de todo el mundo.

Hershel Layton, ese profesor universitario de impecables formas y brillante intelecto, se embarca ahora en subúsqueda más grande y épica hasta la fecha, sumergiéndose en los secretos de la civilización de los ashalanti y el legado que dejaron a la humanidad después de su marcha, hace muchos milenios. Y es que con estos dos factores, la épica y el personaje de Layton, podemos cerrar los dos grandes pilares de este nuevo juego del Profesor.

Despidiendo a Layton

Y es que no hay que olvidar que este Profesor Layton y el legado de los ashalanti será el último juego de la saga que tenga como protagonista al Profesor. Dos trilogías cerradas llenas de puzles y problemas para pensar de un éxito más que notable. Una propuesta singular que mezclaba las aventuras más puras con la resolución de rompecabezas, todo ello aderezados con unas secuencias de animación de calidad altísima.

Y de todo esto hay en el sexto juego de Layton, pero llevado a su máximo exponente, casi como si Level-5 quisiera dar una despedida digna a uno de sus personajes más carismáticos. La historia, desde luego, es la más épica hasta la fecha de todas cuantas ha vivido el Profesor, y la más completa también. En su búsqueda del legado de los ashalanti, Layton y su cohorte de seguidores visitarán los lugares más recónditos del mundo: selvas, caribe, Londres, el Polo… Nada se resiste a la sed de conocimientos del profesor de arqueología más famoso de los videojuegos.

Esto implica que la variedad de escenarios es más alta que nunca y en verdad que son lugares preciosos, llenos de elementos con los que interactuar y no únicamente para conseguir monedas. A veces, detrás de una farola o en un cráneo de oveja hay encerrado un objeto especial que podremos usar para elaborar nuestras búsquedas personalizadas que podremos compartir mediante Street Pass, con las que conseguiremos puntos especiales para gastar en tesoros únicos. Y, por supuesto, también esos objetos que harán algo sin necesidad de que lleven asociados ningún efecto en el juego, sino que son únicamente animaciones para crear ambiente y la ilusión de que el escenario está algo más vivo.

Este es un Layton mucho más de tocar y moverse de un lado a otro, de hablar con las personas y en la que nos implicamos mucho más en lo que está pasando, en vez de saltar de un puzle a otro de forma bastante inconexa. Sigue habiendo un remanente de las absurdas conversaciones en las que cualquier tema de conversación sirve de pie para resolver un puzle, pero es cierto que ahora la presentación de los enigmas está mucho más integrada en las conversaciones y en el contexto, además de que como hay muchas más cosas que hacer, no da la sensación de ser algo tan intrusivo.

Además, hay varias actividades adicionales a las de resolver los más de 500 puzles (muchos de ellos serán retos diarios descargables) que son el principal atractivo de este título. Hay varios minijuegos, puzles temáticos con varias entregas, que iremos consiguiendo a medida que vayamos resolviendo los de la trama principal. Hay uno que involucra a una ardilla que tiene que meter una nuez especial en una caseta, otro en el que hay que resucitar un jardín con flores explosivas, un taller de estilismo en el que buscar el look ideal para las chicas que nos vayamos encontrando en los viajes y el seguimiento de los reportajes del periódico, que nos obligarán a volver a zonas anteriores y ver cómo han cambiado las cosas desde nuestra última visita.