Portada » Análisis » Need for Speed: Nitro

Need for Speed Nitro

"Graffiteando" a toda pastilla.

Need for Speed: Nitro - Análisis


Corriendo por el mundo

Need for Speed: Nitro se reduce a dos modos de juego principales, Arcade e Historia. En Arcade podremos utilizar nuestros coches desbloqueados en el modo Historia para correr en diferentes pruebas solos o con hasta tres amigos. Todos los tipos de pruebas de cualquier Need for Speed siguen ahí: por vueltas, eliminación, drift, aceleración, radar o contra el crono. Resulta de lo más desconcertante que siendo NfS: Nitro un título tan radical en la saga no se haya recurrido a nuevos tipos de prueba que aprovechen sus cualidades únicas. ¿Qué tal una competición de saltos? ¿O de destrucción de elementos del escenario? ¿O pintar de nuestro color la mayor parte del circuito? No, nos encontramos con las mismas pruebas de siempre.

Más originalidad han tenido eligiendo las ciudades que recorreremos. Un juego tan exótico como este debía tener unos circuitos ídem, por eso las localizaciones que recorreremos han sido seleccionadas para no dejarnos indiferentes. Nuestros escenarios serán las calles de Río de Janeiro, El Cairo, Madrid, Singapur y Dubai.


A lo largo del modo Historia iremos desbloqueando estos lugares. Lo haremos utilizando estrellas adquiridas según nuestra actuación en la pista. Batir un determinado tiempo por vuelta y ganar suficientes Puntos de Estilo nos servirá como plus a la hora de conseguir estrellas. Porque no es lo mismo quedar primero que hacerlo siendo muy rápido y teniendo clase.

Hablemos del control, que a estas alturas del análisis ya estaba deseando hacerlo. NfS: Nitro es compatible con muchos de los esquemas disponibles en la consola: wiimote solo, volante, mando clásico y mando de GameCube. Todos son buenos, pero me centraré en los dos primeros por ser los más destacados. El manejo con wiimote solo es un invento que se han sacado de la manga y que funciona sorprendentemente bien. Jugamos con el mando apuntando hacia adelante, aceleramos con A y frenamos/derrapamos con B. ¿Y para girar? Atornillamos el mando en un sentido o en otro. Es extraño, pero creedme que funciona. Y como nos dice el tutorial del juego, nos deja la otra mano libre para... tomarnos un refresco.


Acerca del manejo con volante, lo diré así: este juego es el motivo ideal para quitarle las telarañas a nuestro aro de plástico del Mario Kart Wii. Es muy sensible y preciso y lo recomiendo mucho. Ha sido en todo momento mi método de control preferido y con él no he tenido problemas para llegar muy lejos en el juego.

La jugabilidad es frenética y muy intensa. Las persecuciones callejeras que vimos en otros títulos de la saga siguen ahí. En cuanto destrocemos un par de papeleras tendremos a la policía encima, tratando de cortarnos el paso y tirándonos contra la barrera. La mejor manera de luchar contra este acoso será recogiendo placas de policía, que reducirán nuestro nivel de búsqueda y nos permitirá lanzarlos contra otros competidores cual concha roja del Mario Kart. Recogiendo llaves inglesas repararemos por completo nuestro vehículo, que al recibir impactos verá mermada su velocidad e incluso nos desactivará el imprescindible nitro.