Mercury Meltdown Revolution
Ayuda a una pequeña bola de mercurio a esquivar los más locos obstáculos en una de las propuestas más efectivas que hay en Wii de mano de Ignition Entertainment.
Mercury Meltdown Revolution - Análisis
Una vez, de pequeño, se rompió un termómetro en mi casa. Era de los de toda la vida, de cuerpo de cristal y metálico en la punta, relleno de mercurio. Mi madre cogió un plato de plástico y derramó sobre él el mercurio para que lo viera, eso sí, sin acercar mucho la cara. Aquello era fascinante. Se movía de un lado a otro y podía partirlo en dos con un palillo de dientes para luego volverlo a juntar como si nada. Después de aquello me lavé las manos a conciencia y llevamos el mercurio a la farmacia para que se deshicieran de él. Como veis, una experiencia de lo más didáctica, que he recordado más de una vez mientras disfrutaba de Mercury Meltdown Revolution.
En el juego somos una bola de mercurio que tiene que avanzar a lo largo de diferentes niveles que no son otra cosa que puzzles en 3D. Nuestro objetivo: llegar a la meta perdiendo la menor cantidad de mercurio por el camino, recogiendo la mayor cantidad de puntos posible y lo más rápido que podamos. No es fácil.
El juego se controla cogiendo el wiimote en horizontal. El D-Pad controla el ángulo de cámara y con 1 y 2 la acercamos o alejamos. También podremos explorar con total libertad todo el escenario, planeando nuestro plan de acción con total tranquilidad. No necesitamos más. Inclinando el mando, el escenario hará lo propio y el mercurio resbalará. Deberemos usar toda nuestra pericia para hacerla avanzar por pasillos estrechos, esquivar mazos gigantes, prensas, tener cuidado con las superficies resbaladizas, con las inclinaciones del terreno...
La cantidad de obstáculos y elementos que nos encontraremos es realmente desquiciante. Desde cintas corredizas y muros que surgen de la nada, hasta unas criaturas devoradoras de mercurio que nos acosarán, hambrientas. A todo esto hay que sumar los interruptores de presión, empujar bloques o guiar a Stan (un bloque itinerante).
