Lovely Planet
Simulador de Cupido
Lovely Planet - Análisis
La primera impresión que ofrece Lovely Planet es la deestar ante una auténtica rareza. Ahora tenemos la oportunidad de comprobar, en Wii U, si esa sensación se ajusta a lo que realmente ofrece este FPS arcade.
Planeta “cuco”
Como ya digo, las sensaciones que transmite,a priori, son peculiares, en gran parte debido a su original propuesta estética. Y es que se trata de un título francamente resultón dentro de su sencillez, con una dirección artística que apuesta por el cell-shading con elementos de bajo poligonaje y una variada paleta de colores, generalmente en tonos pastel. A esto hay que sumarle entornos con un marcado tono surrealista y tenemos algo que puede recordar con fuerza a juegos como los de la serie Katamari. A dicha apuesta visual se le suma la animada banda sonora y los simplistas diseños que impregnan todo el proyecto.
Una vez nos metemos en harina pero, encontramos algo mucho menos extraño de lo que podría parecer. Tenemos un buen puñado de niveles completamente lineales que debemos superar esquivando distintas trampas y venciendo a los enemigos con los que nos crucemos, combinando mecánicas de shooter en primera persona con un marcado toque plataformero. Estas pantallas son cortitas pero deben superarse del tirón y, conforme avancemos, encontraremos retos de distinta índole como enemigos que nos disparan, “frutas” que nos eliminan automáticamente al tocar el suelo, plataformas que desaparecen, resortes que nos lanzarán… La gracia pues, es la de tratar de llegar al final del recorrido en el menor tiempo y número de intentos posible.
Eso se consigue con una jugabilidad la mar de básica. Nos moveremos con el stick izquierdo mientras apuntamos con el derecho, como la mayoría de juegos de disparos de cámara subjetiva para consolas (aunque aquí solo nos serviremos de nuestro arco y flechas con munición infinita). Con un gatillo disparamos, mientras que con el otro saltamos y con el L fijamos objetivos para agilizar el apuntado y tratar de “jugar bonito”, ya que si combinamos y optimizamos bien todos los movimientos, con algo de práctica podremos pasarnos esa pantalla que tanto se nos está resistiendo de forma satisfactoria. Además no se trata de una experiencia sencilla, ya que conforme avancemos la cosa puede llegar a ponerse realmente complicada y probablemente pique a los jugadores más apegados al reto y a mejorar puntuaciones.
No dejes de disparar
Si bien por lo expuesto anteriormente, puede antojarse atractivo, la verdad es que la repetitividad no tarda en hacerse patente y a la que llevamos unos cuantos niveles es bastante probable que nos invada la sensación de estar ante un rutinario bucle a pesar de las distintas variables que se nos van ofreciendo, algo que resulta todavía más grave si tenemos en cuenta su breve duración. Y es que apuesta por la sencillez y lo hace con atrevimiento, pero la falta de motivaciones,o cualquier otro objetivo que no sea ir superando escenarios y volver a ellos para tratar mejorar nuestros tiempos, hacen mella en la experiencia.
Además, tanto el menú como los propios diseños de algunos niveles pueden ser, en ocasiones, algo confusos. Por un lado, puede ser por culpa de su preciosista pero extraño estilo artístico, pero desde luego no ayuda que los textos no estén traducidosy algunos incluso se encuentren escritos en caracteres japoneses. Eso sí, las indicaciones más básicas están en un perfecto inglés que no debería dar demasiados problemas a nadie.
En definitiva, estamos ante una propuesta puramente arcade que tiene las ideas claras y una jugabilidad robusta, pero demasiado limitada en muchos aspectos y que no aguanta partidas demasiado largas, ya que su desarrollo resulta tremendamente falto de variedad. Tal vez con menos duración pero una premisa más elaborada, podría ser un juego bastante más entretenido, ya que parte de una base interesante, aunque mucho menos original de lo que pueda aparentar en primera instancia.