Little Inferno
A la Tomorrow Corporation se le suben los humos con tanto fuego
Little Inferno - Análisis
Little Inferno es la propuesta de Tomorrow Corporation (World of Goo, Henry Hatsworth) para estrenar la eShop en sus primeros pasos. La sensación es que es el heredero de la maravillosa aventura de las pelotillas pegajosas, sobretodo al compartir estilo en la narrativa, apartado visual y banda sonora. Pero más vale que nos vayamos olvidando de cualquier otra comparación porque, desgraciadamente, no hay más.
La mecánica de Little Inferno es tan simple como parece. El juego se basa en un dibujo estático de un hogar en el que colocaremos juguetes y objetos para quemarlos. Al hacerlo recibiremos más dinero del que costaban esos objetos, para poder acudir a uno de los siete catálogos desbloqueables. En total son 140 objetos y la mayoría de ellos reacciona de forma peculiar al fuego.
Al principio seremos presa de una morbosa curiosidad, queriendo anticipar qué pasará al hacer arder el autobús escolar o qué perturbadores resultados tendremos quemando al extraño Gatito Caquitas. Poseídos por cierto frenesí, que el juego busca intencionadamente, veremos como crece nuestro crédito llama a llama, corriendo al catálogo a por más y, una vez terminado, al siguiente. Para acceder a los nuevos catálogos deberemos tener cierta cantidad de dinero y haber completado un determinado número de combos.
Hay un centenar de combinaciones de objetos a quemar que deberemos descubrir; la mayor parte son parejas de objetos y algunos de ellos arderán de tres en tres. Unos son sencillos, otros retorcidos, y aproximadamente un tercio será realmente complicado por su abstracción en la definición, lo que hará que nos preguntemos si algo se habrá perdido en la traducción. También conseguiremos vales que reducirán el tiempo de recepción de objetos.
Los problemas comienzan ahí, cuando el juego te fuerza a esperar para recibir los objetos comprados. Al principio son sólo unos segundos, que se consumen sin darte cuenta en el proceso de colocación, incineración y nueva compra, pero que progresivamente se alarga hasta alcanzar, nada más y nada menos, los cinco minutos. Ahí toca quedarse sentado, mirando el hogar, repasando los combos por si se te ocurre alguno... Pero el ritmo que tan bien consiguen en los primeros compases queda destruido por completo, haciéndose por momentos realmente tedioso en los dos últimos catálogos.
Y he aquí otro problema, el juego termina en unas tres horas. Harán falta poco más de un tercio de los combos conseguir el final del juego, aunque a esas alturas probablemente llevemos más de la mitad. Una duración realmente escasa, y más teniendo en cuenta que parte de ese tiempo lo pasaremos esperando sin hacer nada. Después de eso nos picaremos un par de ratos para sacar algunos combos más, pudiendo alcanzar las seis o siete horas, esperas incluidas. Los vales de reducción de tiempo de poco nos servirán a esas alturas, sobretodo si tenemos varios combos preparados en la bandeja.
Para finalizar, la narrativa del juego es muy semejante al encantador Escritor de Carteles, aunque aquí todo resulta tremendamente forzado. Deberemos leer todas las cartas sin opción a pasar por encima de la historia, y ésta resulta menos fina. El sistema de juego ya deja clara la irónica crítica que quieren plasmar, pero nos obligan a leerlo letra a letra hasta el final, más timburtiano que nunca.
Como integración en la consola, lo justo. Lo mostrado en la tele y el Gamepad es exactamente lo mismo, pudiendo usar el Wiimote en una o el lápiz en el otro. El juego cunde más en las manos, preferiblemente viendo otra cosa en la tele, que amenizará los tiempos muertos.
En resumen, una notable decepción. Un giro brusco en cuanto a concepto de juego, que se acerca peligrosamente al abultado catálogo de tabletas y teléfonos de juegos a 1€, corto, y que no sabe mantener el interés. A eso le sumamos una nula rejugabilidad y un precio de 15€ y nos queda, lamentablemente, un juego poco recomendable.
¿Qué nota le pones a Little Inferno? Comparte tu opinión en el foro