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Langrisser

Estrategia sin sal.

Langrisser RE: Incarnation TENSEI (3DS) - Análisis

Langrisser es una veterana saga perteneciente al género de los SRPG cuya última incursión fue hace ya 15 años y que además es muy desconocida en nuestro territorio. Con esta entrega, Langrisser Re: Incarnation, podemos disfrutar al fin de su propuesta en una portátil de Nintendo.

 

Sin novedad en el frente

La historia nos pone en el papel de Ares, el joven poseedor de la mítica espada Langrisser que se encuentra inmerso en medio de una guerra entre las fuerzas imperiales, las de la luz y las de la oscuridad. A partir de ahí, el argumento podrá ir por distintos derroteros según los caminos o decisiones que tomemos. A esto se le añade un curioso cuestionario inicial que deberemos responder y servirá para asignarnos una clase y atributos (aunque más adelante se puedan cambiar) todo, eso sí, en perfecto inglés.

En lo jugable no presenta nada demasiado rompedor: superaremos diversas batallas que se desarrollan en escenarios con cuadrículas y donde se alternarán los turnos para mover nuestras tropas de la forma más inteligente posible y atacar en consecuencia, con los movimientos que realice el ejército contrario. Cuando estemos en alguna casilla contigua a la de algún enemigo, podremos atacar o, dependiendo del personaje, usar poderes como los de curación o “skills” que suponen movimientos especiales. Al entrar en combate propiamente dicho pasaremos a una escena tridimensional donde veremos a las tropas que en el mapa se representan con un sprite efectuando las órdenes dadas.

A parte de esto, entre nivel y nivel nos darán diversas opciones como la de asistir a conversaciones entre los personajes que nos iremos encontrando, comprar armas y equipamiento, guardar partida, posicionar nuestras unidades en el escenario o contratar soldados vinculados a algunos de los personajes en caso de disponer del dinero exigido. Ofrece lo justo, pero no vas más allá y se antoja falto de chispa.

 

Fallos incomprensibles

A la ausencia de personalidad hay que sumarle algunos errores de diseño que se antojan incomprensibles y pueden resultar sumamente molestos. La curva de dificultad es exagerada y mal equilibrada, de forma que no te puedes permitir ningún fallo o una batalla de media hora estará perdida. Sumémosle que dichas batallas no se pueden reiniciar a menos que no apagues la consola, ni guardar entre ellas, de forma que habrá que seguramente toque repetir más de una íntegramente, lo que puede resultar tedioso. Enfrenamientos que, como ya digo, pueden llegar a alargarse lo indecible, sobretodo en partidas avanzadas. Añadámosle otras extrañas decisiones como que al contratar mercenarios no podemos ver sus estadísticas ni las del equipo que compremos en tiendas hasta haberlos adquirido, lo que hace que vayamos a ciegas la mayoría de las veces.

Y, aunque menos importante que el plano jugable, en los demás aspectos tampoco está a la altura. El sonido no destaca y visualmente no es agradable, la vista estratégica adolece de simplona con personajes poco detallados y la tridimensional de los combates usa un estilo exageradamente “super deformed” que desentona totalmente, con efectos y animaciones ortopédicas. Los diseños de los personajes en las ilustraciones que se nos muestran de vez en cuando tampoco resultan demasiado inspirados, por tópicos y absurdos.

 

En definitiva, nos encontramos ante un juego de rol estratégico bastante mediocre. Aunque las comparaciones son odiosas, es inevitable hablar de Fire Emblem y, teniendo entregas de gran calidad de dicha saga en 3DS, son mucha mejor opción para los amantes del género que esta propuesta.