Fast Racing NEO
Sin límite de velocidad.
Fast Racing NEO (Wii U) - Análisis
Después de una larga espera, al fin recibiremos para la eShop de Wii U el esperadísimo Fast Racing Neo, un arcade de carreras futuristas que viene a cubrir un hueco que los usuarios llevan tiempo demandándole a la propia Nintendo. ¿Cumple con todo lo prometido? Aquí lo desgranamos.
Identidad propia
Shin’en Multimedia son un estudio pequeño pero ambicioso, que siempre ha tenido predilección por las plataformas de Nintendo y trata de sacar el máximo provecho de estas a pesar de que sus proyectos se podrían ajustar sin problemas dentro de la categoría de desarrollos independientes. Fue en 2011 cuando dicho estudio decidió sacar un sorprendente juego de carreras futuristas para WiiWare llamado Fast Racing League, que lucía un apartado visual espectacular para los parámetros de Wii y más si tenemos en cuenta las grandes restricciones de las que hacía gala el servicio de distribución digital de la máquina. Por alguna razón, pasó relativamente desapercibido, pero afortunadamente sirvió para que la empresa se decidiese a lanzarse a por la secuela para la siguiente sobremesa de la compañía nipona aprovechándose del salto a las HD.
Así pues, cuando esta continuación fue anunciada y viendo lo poco que se prodiga este género en los últimos años, muchos depositaron sus esperanzas en él y, aun y sin haber visto nada del proyecto, las comparaciones con cierta saga de la propia Nintendo no se hicieron esperar. Ante esta situación, creo que es olbigatorio remarcar que no estamos ante un sucedáneo de F-Zero, del mismo modo que Wipeout tampoco lo es aunque la premisa pueda parecer la misma.
Y es que jugablemente sigue el sistema ya establecido en su primera parte, uno totalmente diferenciado de otros juegos similares y que se basa en un sistema de polaridad para las naves que habrá que dominar para salir victoriosos de las carreras. Los controles son sencillos: aceleras con A mientras que ZL y ZR sirven para poder girar mejor y coger bien las cruvas, recogiendo orbes repartidos por el circuito recargas el turbo que se activa pulsando R y, finalmente, cambias la polaridad del vehículo con X o L. Esto último es muy importante ya que los trazados están plagados de saltos y zonas de la carretera que obedecen a un código de color, rojo o azul, y al pasar por encima de estos el color de nuestra nave deberá coincidir para conseguir acelerones que nos permitirán adelantar a nuestros contrincantes, o de lo contrario nos frenarán perdiendo un tiempo precioso y haciéndonos vulnerables a las embestidas de otros pilotos. Aquí cuenta hasta el último segundo, siendo carreras muy frenéticas, por lo que cualquier mínima ralentización puede hacer que quedemos en mucha desventaja y sea difícil remontar. En cuanto a los mandos compatibles, aquí la gente de Shin'en Multimedia ha realizado un trabajo encomiable permitiendo que podamos jugar tanto con el Gamepad (con opción off-TV y la posibilidad de usar el giroscopio incluidas) como con el Classic Controller Pro, el Wii Mote en horizontal, con Nunchuk o con el mando clásico de Wii conectado, todo un detalle por su parte.
También considero destacable el diseño de las pistas, variado, con diversidad de ambientaciones, cada una con varios tipos de obstáculos, caídas y ciertamente retantes. Están muy cuidadas, con trazados complejos y algunos atajos, y una elaborada banda sonora que se ajusta perfectamente a lo que vemos en pantalla y hará las delicias de los amantes de la música electrónica. El único punto en contra es la falta de secciones que hagan uso de situaciones que aprovechen la ingravidad gracias al uso de los cambios de color, algo que sí estaba en el juego de Wii y aquí se echa en falta.
Horas de diversión, parco en contenido
Lo primero que podemos apreciar es que todos los textos se encuentran en perfecto inglés, aunque no es algo que afecte demasiado en un título de estas características. Una vez metidos en harina, encontramos diversos modos de juego. El principal sería “Championship”, que contiene tres ligas que pertenecen a tres modos de dificultad cada uno de los cuales tendrá cuatro copas a superar. En los niveles más altos nos encontraremos con rivales realmente desafiantes, así que tendremos que esforzarnos al máximo si queremos, aunque sea, superar los torneos. En todo caso, no parece demasiado, y no lo es, pero se compensa en parte por los otros modos y por el tener que írselos pasando en orden para desbloquear los siguientes, amén del marcado espíritu arcade que lo hace muy rejugable si nos gusta superar nuestras propias puntuaciones.
También tenemos el “Time Attack”, que es contrarreloj de toda la vida y un “Hero Mode”, bastante más complicado que el resto, en el que la barra de turbo sirve también de vida y que solo se desbloquea al pasarse todas las copas en el resto de dificultades. Finalmente está el multijugador, tanto local para cuatro jugadores y sin apenas resinterse la tasa de frames, como online para hasta ocho. Respecto al segundo, en el momento de hacer este análisis solo se ha podido probar durante las horas disponibles indicadas por Nintendo, y hay que decir que encuentra las partidas rápido y no suele dar problemas, aunque sí que me me he topado con alguna desconexión puntual o carreras en las que el lag resultaba exagerado. Afortunadamente, como digo, no son fallos habituales, a la espera de la versión final.
Hablando del contenido, cabe comentar que la variedad de vehículos disponibles no es demasiado extensa, habiendo hasta diez una vez desbloqueados todos. En general no es que el juego sea demasiado generoso en ese aspecto pero a pesar de todo puede dar muchas horas de diversión.
Músculo técnico
Al hablar de este juego, resulta inevitable comentar el apartado gráfico, al ser uno de los puntos más promocionados y alabados del proyecto. Y cumplen sobradamente. Aunque en ocasiones pueda haber detalles algo toscos, el conjunto es sólido como una roca y muy espectacular, haciéndote dudar en ocasiones que se trate de un desarrollo pequeño y orientado a la distribución digital. No solo es bonito y tiene una dirección de arte que rezuma buen gusto, aunque a veces peque de genérica, sino que va fluidísimo en todo momento, a 720p y unos estables 60fps, algo esencial para el tipo de juego que es. Y para más inri, en ocasiones veremos efectos de polvo e iluminación que nos meterán de lleno en la carrera, todo ello aderezado con unas naves bien modeladas y con un diseño bastante atractivo.
Fast Racing Neo da prácticamente todo lo que prometía. Es un juego divertido y muy cuidado, que podría haber salido en formato físico si no fuera porque va bastante escaso de contenido. Y a pesar de este defecto, es un producto muy recomendable por el precio al que sale y más para los amantes de un género que lleva tantos años huérfano en general, pero en consolas de Nintendo en particular. No es sustituto de nada, pues tiene espíritu y jugabilidad propios, pero sí que mantiene una de las principales señas de identidad de este tipo de propuestas, que es su elevada dificultad y su capacidad de enganche y rejugabilidad. Si lo esperabais con ganas, no lo dudéis.