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Eternal Darkness: Sanity´s Requiem

Recordamos Eternal Darkness, la aventura de terror psicológica para GameCube.

Eternal Darkness: Sanity´s Requiem - Análisis

Sorpresa para muchos fue en su día Eternal Darkness, un juego de terror con un componente de cordura que bebía mucho de Lovecraft. Con una secuela espiritual de sus creadores incapaz de encontrar financiación, y con una licencia en manos de Nintendo a espera de darle uso aunque sea en forma de remake, lo único que queda es el título original: una obra que se considera de culto y que pese a no tener un enorme éxito de ventas si caló en la opinión de la crítica y de los jugadores.

Eternal Darkness cuenta la historia de Alex Roivas, una joven que acude a la mansión de su abuelo después de su extraña muerte para investigar acerca de ello. Todo se vuelve extraño cuando descubre el Libro de las Tinieblas, el cual comienza a leer y descubre que lo que le ha ocurrido a su abuelo sólo es parte de una lucha entre Los Antiguos que lleva siglos aconteciendo, cada uno con una personalidad diferente, siendo Xel´Lotah la más carismática. La aventura presenta tres posibles caminos en función de cuál de las tres posibles deidades que pueden escogerse involuntariamente al principio de la aventura elijamos, y hay premio extra a modo de mini escena para aquél que complete todos los caminos.

La elección de deidad no sólo repercute algo en la historia, sino que también lo hace en los monstruos que aparecen y en el orden en el que encontramos ciertos artefactos. Cada uno de Los Antiguos tiene asociado un color, y sus respectivas criaturas presentan, además de un triángulo de poder cual piedra-papel-tijeras, la capacidad de, al asustarnos, bajarnos la barra del color concreto. Aquí una de las grandes cualidades de este juego, las tres barras presentes: Salud, Magia, Cordura. Las dos primeras son habituales, siendo la tercera la más especial, ya que si comienza a bajar empezaremos a sufrir alucinaciones, algunas relacionadas con una visión alterada del escenario o con oír voces, otras bajando el volumen del televisor… la clave y sorpresa está en descubrir cuáles pueden ocurrir, aunque con cuidado de no perder toda la barra, que si no empieza a bajar la de vida.

Los enemigos predominantes en el juego son diferentes en función de la deidad, pero también entre los distintos tipos presentes. Algunos son como una especie de zombies, otros mini-gigantes tricéfalos, otros una especie de escorpiones que si nos oyen caminar nos mandan a otra dimensión… todo un plantel interesante a los que debemos eliminar como corresponda, ya que hay que eliminar sus puntos débiles y luego rematarlos para que no se reanimen. Aunque en cierto punto de la aventura podemos realizar autopsias para descubrir más sobre cada uno, al principio deberemos descubrir por nuestros medios si conviene cortar extremidades, ir a la cabeza directamente, intentar quemar, o lo que pueda ser para eliminarlos – siempre acompañados de armas blancas y de fuego correspondientes a las distintas épocas que jugaremos.

Y precisamente ésa es otra de las grandes cualidades de Eternal Darkness, el cambio de épocas. Alex Roivas va explorando la mansión y descubriendo nuevas páginas del libro, las que al ser leídas nos harán revivir las hazañas del respectivo héroe que luchó contra la oscuridad, visitando desde el Antiguo Imperio Romano hasta nuestros días en varias localizaciones. Cada personaje tiene su propia historia, motivación y habilidades, aunque todos verán al poco tiempo de su viaje como cae en su posesión el Libro de las Tinieblas y quedarán ligados a un destino del que no podrán escapar. Entre estos personajes encontremos antepasados de Alex, por lo que conoceremos más sobre la familia Roivas y los secretos de su mansión, y ya ella así al final podrá resolver el gran misterio y llegar al final de todo. Además, todos presentan una serie de puzles que quedan bastante bien como propios de la época de cada uno, con lo cual el jugador se sumerge aún más, y encima se crea variedad al jugar.

Todo viene bien hilado en esta aventura en tercera persona, en la que además de armas tendremos diferentes hechizos a través de runas, con los que podremos restaurar las diferentes barras o imbuir con poder del color correspondiente nuestras armas entre otras cosas. Hay que destacar que pese a tener siempre una historia de tres deidades enfrentadas, una cuarta está siempre presente y tiene su propio rol, por lo que existe un cuarto tipo de magia, la de Mantorok, la cual es morada y afecta a los tres colores (siendo así la más poderosa).

La ambientación del juego es sublime y la atmósfera atrapa, es el típico juego que te imaginas con un remake en Wii U y se te puede caer la baba. Pese a que en su día no estaba mal del todo gráficamente, el ser un proyecto que iba a salir en Nintendo 64 hizo que algunos aspectos visuales no aprovechasen bien la nueva consola en su momento.

De Eternal Darkness se puede decir que es uno de esos juegos de GC que merecen ser jugados por lo especial de su propuesta, y una de esas licencias que esperemos que no caiga en el olvido ahora que Nintendo está con Project Zero entre manos para el campo del terror. Pese a que no conocemos lo que deparará el futuro, siempre quedará la opción de jugarlo en su consola de origen y disfrutar de un viaje en el que nos sumergiremos durante unas doce horas por ruta, aunque siempre puede ser más si miramos todo al detalle, o menos si ya nos lo conocemos al dedillo.