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Dr. Mario

Retroanalizamos Dr. Mario, uno de los primeros juegos de puzles de la NES y un referente del género más sesudo.

Dr. Mario - Análisis

Es complicado encontrar una música más pegadiza que la de Dr. Mario. En términos de “silbabilidad” está muy próxima a otras grandes del género como la de Super Mario Bros, e incluso la legendaria del Tetris. Dr. Mario siempre será ese juego que nos hizo ver que Mario era capaz de hacer más cosas que saltar y comer champiñones, el inicio de las labores de Nintendo de tener una mascota universal que le valiera tanto para protagonizar una gran aventura como hacer un juego deportivo la mar de salado.

Dr. Mario nació en una época en la que los puzles eran un género tan válido como cualquier otro, no limitados a la portabilidad de un sistema, sin los encorsetamientos de una tienda virtual. No pasaba nada por ir a la tienda y cogerlo de la estantería y no era raro ir a los locales de alquiler y que nunca lo tuvieran, ya que era perfecto para echarte unas partidas rápidas en tu casa un fin de semana. Tetris, Columns… fue una época en la que nacieron grandes exponentes del género que aún hoy perviven, pues no hay que olvidar que hace nada Nintendo sacó Dr. Luigi, una versión remodelada y algo diferente del clásico que ahora nos ocupa.

El funcionamiento de Dr. Mario es la mar de sencillo. Una pantalla llena de virus de tres colores diferentes y un Mario con bata que va lanzándonos píldoras de dos colores. El objetivo es crear una línea de cuatro colores iguales para matar a un virus en concreto. Ahí ya entra toda la estrategia y rapidez de reflejos del jugador, ya que se puede jugar con lo que ocurre con los fragmentos de píldora que no se usan, ya que caen al vacío y pueden entorpecer nuestros futuros movimientos.

Como todo juego de este estilo, el objetivo es limpiar la pantalla de bichillos y saltar a la siguiente, en la que habrá más personajillos molestos, puestos a más mala idea y las píldoras caerán más rápido, todo mientras el “tata-tata-ta-ta-ta-tatata-ta-tatá” de fondo nos martillea la cabeza el resto del día, o de la semana. Adicción pura y dura es lo que se esconde bajo este simple planteamiento, un juego de esos capaz de colarse en nuestros sueños y que sigamos derrotando virus aún dormidos.

Y es que no sólo se trata de que caigan las píldoras, sino en cómo hacemos que esto ocurra. En los primeros compases se tiende a pensar en la verticalidad, en aprovechar las píldoras de dos colores para encadenar el exterminio de varios bichejos. Sin embargo, poco a poco nos damos cuenta que esto también funciona en sentido horizontal, que podemos jugar con los espacios y crear combinaciones encadenadas en más de una dirección.

En cuanto la dificultad crece, la velocidad aumenta y nos vamos haciendo más diestros en el manejo de las pastillas, Dr. Mario se hace más y más satisfactorio, consiguiendo, además, ponernos en más de un aprieto, sobre todo en los niveles finales, donde la pantalla está casi llena de bichitos y la rapidez de caída de las píldoras deja poco lugar a los errores.

Dr. Mario es un excelente juego de puzles, ahora bien, de la vieja escuela, con pocas opciones pero con un modo para dos jugadores bastante apañadete. Es una gran opción para echarse unas rápidas partidas y pasar el rato y recordar unos tiempos en los que había menos complejos y se podía triunfar con una buena idea.