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Bully: Scholarship Edition

Adolescencia de un género que debe explotarse en Wii. Mantén limpia la nariz o te la limpiamos.

Bully: Scholarship Edition - Análisis

Bully es el eslabón entre los típicos juegos de mundo abierto y lo que se espera de ellos en sus nuevas generaciones. Su versión original, de la que parte esta apuesta de reedición,  ya se separaba de la fórmula GTA básica y quemada para atender con más ganas el guión, las relaciones y la variedad de misiones y entornos. Rockstar, padres de este eslabón (y de casi toda la cadena), se han decidido a reeditarlo en Wii con diversas mejoras (en esta ocasión, todos los añadidos lo son) y, de paso, sacar pecho entre la vorágine de productos multiconsola trasladados a la del Wiimando sin esmero.

Por lo tanto, conserva la unicidad de ser "el simulador de adolescencia", con su crudeza, su realidad, su drama y sus cachondeos, e incorpora esos cambios que, aparte de un pequeño pulido gráfico, tienen que ver principalmente con el obligatorio replanteamiento del control.  Y no ha quedado fuera de lugar: ahora puedes coger y zarandear al abusón de turno, golpearle, estamparlo o hacerle un humillante "finish" con movimientos de tus manos -de forma similar a El Padrino-, puedes precisar con tu tirachinas con el puntero en pantalla, o puedes jugar a minijuegos de química, música o biología (que son algunas de las clases) usando todas las posibilidades de tus mandos, incluso a dobles.


What the hell?

El argumento y su desarrollo son los mayores valores del juego. La vida y personalidad de Jimmy son tan creíbles como las del genial reparto de personajes secundarios. En el mundo de Bully conocerás al profesor alcohólico, al empollón meón, a la enana frustrada o a la fumadora empedernida de la cocinera, con bigote y la cocina llena de mugre, que te invita a estornudar en el caldo para echarle guarnición. O al ex-soldado vagabundo que vive tras un autobús escolar abandonado y se lía con una profe (aparte de enseñarte a pelear).  Sus reacciones o puntos de vista se llegan a ver como los de personas reales, y seguro que muchos usuarios se sienten identificados con más de dos experiencias. Las escenas cinemáticas pasarían por película si los actores fueran reales y las misiones podrían ser las travesuras de una serie televisiva, mucho más variadas y originales que la habitual "ve al casino y mata al jefe de la mafia". Las relaciones están muy cuidadas, se puede ser amistoso o desagradable con cualquier persona y hay libertad a la hora de decidir la posición de Jimmy respecto a las diversas bandas de alumnos, con sus puntos de respeto.  Al fin y al cabo, Jimmy parece no sólo el más gamberro, sino el más sensato y el único capaz de echar un cable desinteresado a otra persona. Es la fuerza y el valor del personaje principal, la demostración del mensaje de toda la obra que R* ha clavado para que todo este espectáculo de violencia y miedo adolescente tenga razón de ser.

Todo este apartado se apoya en un excelente trabajo de actores de doblaje... en inglés. No hace daño en el juego principal porque está subtitulado, pero sí que molesta y estropea que no lo estén los comentarios eventuales de los personajes. Estas frases son parte fundamental de la ambientación del juego y de su humor, una gran pena que no estén inteligibles para todos. Aún así, repetimos, la calidad de la actuación vocal supera a la de muchos filmes y asombrará al jugador capaz de entenderlo todo, incluyendo lo que balbucea el citado personaje borracho con ebria voz y eructo involuntario incluido.