Portada » Análisis » Brave: A Warrior's Tale

Brave: A Warrior`s Tale

Un cuento de indios americanos. Un malvado Wendigo, un pequeño guerrero... y un desfase técnico más grande que todo el continente americano.

Brave: A Warrior's Tale - Análisis

Brave: A Warrior's Tale es un juego de plataformas 3D como los que proliferaban en la época de Nintendo 64. El título bebe de joyas de la Rare nintendera como Conker o Donkey Kong 64, ambos juegos muy buenos y divertidos. Pero claro, ambos juegos tienen sobre los 10 años y, aunque rescatar esa jugabilidad pueda ser todo un acierto, no lo es también rescatar los fallos de la época y, sobre todo, rescatar los recursos técnicos de Nintendo 64.

Y es que Brave parece un juego, técnicamente hablando, a caballo entre Nintendo 64 y DreamCast pero ni siquiera es capaz de hacerse un hueco entre los títulos de PS2. Imaginaos, por tanto, qué primera impresión tan nefasta. Entonces puedes pensar: Por lo menos irá muy fluido. Nada más lejos de la realidad, Brave no cesará de darnos pequeños tirones que, aunque no son nada molestos a la hora de jugar, dejarán la impresión, que empezaba baja, por los suelos. Sin embargo, cuando veamos al águila volar por las praderas de América escuchando sus soniditos y de repente una voz empiece a hablarnos en perfecto castellano nos preguntaremos por qué se ha doblado este juego tan malo y se han dejado, en cambio, otras joyas del catálogo de Wii (o de Dreamcast en su día) sin siquiera traducir. Y es que, aunque no destaque por su calidad, el doblaje es uno de los puntos más positivos del juego.


Pero, pongámonos manos a la obra. Después de una breve introducción narrada mientras un águila vuela tranquila por las praderas de América, una niña con voz desagradable nos llamará y nos dirá que nos dirijamos al poblado indio porque el jefe, quien estaba narrando la introducción, nos tiene que contar una historia para que nos hagamos fuertes. Así que tenemos que llegar a donde nos esperan atravesando una cueva absurdamente grande. O quizá sea un bosque. Da igual, las paredes son negras y nunca podremos adivinarlo. Pero hay rocas, hay árboles gigantescos, hay cascadas, hay piedras, hay flores, hay tótems de madera, hay plantas-pincho... Así que nos ponemos a avanzar y pronto nos damos cuenta de que, aunque el control responde, la cámara es malísima (y no la podemos situar como queramos) y nos pondrá en aprietos innecesarios. Además, la vista en primera  persona se maneja tanto con el joystick del Nunchuk como con el puntero haciéndola increíblemente caótica, ya que con el puntero responde más bien mal y estorba. Mi solución para hacerla practicable fue tapar el puntero contra la silla y manejarla con el joystick. Sí, para que os hagáis una idea de cómo de bien han sido adaptados los controles a Wii.

Tras una pequeña introducción que, por culpa de la cámara, se hará más larga de lo deseado, llegaremos al poblado donde empezará la verdadera aventura. Hago mención de esta introducción para señalar que la cámara es tan mala que hará que se te quiten las ganas de seguir jugando a pesar de que el juego ni siquiera haya empezado aún. Después empezará el primer nivel que será como una especie de tutorial en el que iremos aprendiendo las distintas habilidades. Habilidades, por otro lado, muy variadas que irán desde prender fuego hasta trepar enredaderas, pasando por bucear, imitar pájaros (la más original de todas), etc. Así, habrá multitud de puzles que, si no fuera por lo malo de la cámara y lo atrasado de los gráficos, darían una variedad jugable muy alta. Aún así, los pasajes acuáticos son un infierno principalmente por el control, bastante impreciso, y, como podréis imaginaos, por la pésima cámara. Los jefes tampoco serán una gran maravilla y supondrá más dificultad saber dónde estás y en qué dirección te mueves que el  enemigo en sí. De todos modos, la jugabilidad heredada de los grandes plataformas de la Rare nintendera suavizarán las llamas del infierno, aunque sólo cuando avancemos un poco en el juego y empiecen a aparecer más enemigos y retos.

Sin embargo, lo que no se puede pasar por alto es que a estas alturas de la vida nos llegue un juego de estas características que encima ni siquiera es original para Wii. No obstante, si no fuera por la cámara, el título se dejaría jugar y sería divertido hasta cierto punto. Pero es un fallo demasiado grande como para ser pasado por alto. Por supuesto, mi recomendación es que huyáis de él y aviséis a vuestros hermanos pequeños, sobrinos, primos o a cualquier incauto que quiera comprarlo. Pero, si eras un fan empedernido de Conker y Donkey Kong 64 y tienes la inocente ilusión de que podrás soportar una cámara tan pésima y de que los ojos no se te caerán a tiras cuando veas el logo del canal disco (sí, hasta esa imagen estática luce desfasada y pixelada) entonces no te impediré que te lo compres. Por lo menos el juego es barato.

 

Lo Bueno:

  • Rescata el estilo de la RARE nintendera para hacer plataformas.

  • Doblado y traducido al castellano.

  • De precio bastante asequible.

Lo Malo:

  • Técnicamente parece un juego a caballo entre Nintendo 64 y Dreamcast.

  • La cámara es nefasta y te pondrá en más de un aprieto innecesario.

  • Un control mal adaptado añadido a todo lo anterior hace que poca gente sea lo suficientemente valiente como para pasar de los primeros minutos, a pesar de que luego (mucho después), mejore.