Bayonetta 2
Bayonetta 2 recupera el trono de los hack & slash a golpe de tacón y pistola.
Bayonetta 2 - Análisis
Ya está aquí. Bayonetta 2 ha llegado para recuperar su trono como mejor hack & slash y lo hace a golpe de tacón y pistola. Después del fenomenal trabajo mostrado por Platinum Games con The Wonderful 101, no podemos sino esperar lo mejor de su, hasta ahora, única secuela, y haremos bien en hacerlo.
El primer Bayonetta, que también puede adquirirse junto a esta segunda entrega en formato físico o por separado en digital, fue la obra culmen de Hideki Kamiya, co-creador de, entre otros títulos, Devil May Cry, del cual bebe directamente el juego que nos ocupa. En esta ocasión su papel pasa al de supervisor siendo su mano derecha, Yosuke Hashimoto, quien lleva las riendas del proyecto, pero podéis estar tranquilos.
Bayonetta 2: Una historia de brujas
Si en el primer título buscamos la verdad sobre nuestro pasado y sobre los Ojos del Mundo, en este nuestra misión será rescatar a Jeanne de las garras del Inferno, a donde ha ido a parar su alma tras habernos salvado la vida. Sin embargo, será muy recomendable haber acabado antes el primer Bayonetta antes de empezar este Bayonetta 2 pues gran parte de la historia continúa directamente con los hechos del primer juego.
En muchos otros títulos de corte similar, la historia o el guión sobre el que se sustenta el juego suele ser una mera excusa para liarnos a mamporros, pero aquí no; bueno, sí y no. Realmente a esta clase de juegos no les hace falta tener la más elaborada de las historias, pero siempre es de agradecer, máxime en este caso donde finalmente resulta ser tan, tan buena. No es una mera historia de venganza (que también), ni el típico conflicto entre el bien y mal (que también), es todo eso pero con un plus de ingenio y creatividad.
Aquí no hay buenos ni malos, ángeles y demonios están con nosotros y en contra nuestra, pero tampoco apoyan o condenan a nuestros principales enemigos, que no son otros que un Sabio de Lumen y un misterioso individuo con poderes aún mayores. Y si estos son nuestros mayores oponentes, los enemigos “menores” (no hay uno pequeño) no se quedan atrás. Repiten los ángeles de las dinastías menores e incluso otros como el Golem que ahora han visto modificado su diseño, y aparecen muchos nuevos, muchos ángeles de dinastías mayores, cada cual con un diseño mejor que el anterior y, como principal novedad, hacen acto de presencia los demonios, los cuales, al igual que pasa con los ángeles, varían en cuanto a diseño, tamaño y patrones de ataque.
Hasta aquí nuestros enemigos, pero no podemos olvidarnos de nuestros aliados. Repiten Rodin, quien tiene un papel más activo que nunca, Enzo, en su línea, Jeann, y Bayonetta, y aparece un misterioso chico que conoce el camino a Inferno y a quien los ángeles de Paradiso respetan. Inquietante. Por supuesto todos los comentarios y situaciones destilan humor, espectacularidad y erotismo a partes iguales. Esto es una de las principales señas de identidad de la saga y de Platinum pero aquí se ha llevado a otro nivel. Hay de todo, momentos dramáticos, momentos divertidos, e incluso referencias en clave de humor a otros juegos, como una dedicada a Alex Kidd.
No es una exageración, la historia es de las mejores que hemos tenido el placer de disfrutar, ya no en su género, que seguro, sino entre todos los géneros que tengan a la acción como protagonista absoluta; y es que Platinum Games siempre se ha caracterizado por dotar a sus obras de una narrativa fuera de lo común. Además, y como ya pudimos apreciar los (pocos) que gozamos su The Wonderful 101, no debemos dejarnos engañar por la aparente simpleza inicial, pues pronto mejorará y no dejará de crecer en complejidad, obsequiándonos a quienes completemos su modo historia de unas 12 horas de duración en nuestra primera partida, con uno de los mejores y más redondos finales de los últimos años. Toda una lección de cómo una narrativa no está reñida con una buena jugabilidad.
Suavemente me mata
Hablando de jugabilidad, en estos juegos es donde antes se aprecia si es buena o mala, y es importante que sea buena pues es el pilar sobre el que se sustenta. Por suerte no hay problemas en ese aspecto. Bayonetta 2 va un paso más allá y mejora la fórmula del primer juego añadiendo nuevas armas, nuevas combinaciones y nuevos combos.
La mecánica a priori es muy sencilla: con un botón usamos los brazos, con otro las piernas, otro para disparar (se usa poco pero se usa), otro para saltar, otro esquivar y poco más. Pero en la sencillez está su belleza, ya que esta aparente simpleza hace que podamos encadenar innumerables combos de las más bellas y diferentes facturas. ¿Cómo? Muy fácil: combinando.
Las armas, que las hay de varios tipos: pistolas, látigos, arcos, mazas, etc., pueden equiparse (previo pago) tanto en las manos como en los tacones, porque esta bruja es muy ágil, y pueden ser tanto dos armas iguales como una combinación de dos distintas. Así podremos tener unos sables en las manos, rápidos pero que quitan poca vida, combinados con unas pesadas mazas en los tacones que nos harán ir más despacio pero que acabarán con los enemigos al instante. Si somos hábiles, conseguiremos además combos que culminarán en una breve aparición de nuestra invocación de Umbra.
Para rematar el ya de por sí magnífico y ágil sistema de combate, habrá momentos que se nos marcarán en pantalla donde podremos contraatacar, castigar al rival o realizar un ataque tortura. Son ataques que quitan más vida de la habitual y que nos dan más puntos, algo clave si queremos conseguir la máxima puntuación y obtener así un trofeo de platino puro, que el de piedra es muy feo y no queda bien. Además, si esquivamos en el momento preciso un ataque enemigo, entraremos en una especie de cámara lenta (lenta para ellos, porque nosotros…) llamada Tiempo Brujo. Es aquí donde más daño podremos infligir a nuestros enemigos, algo especialmente importante en los enfrentamientos contra los numerosos jefes finales. En los distintos niveles de dificultad (Clímax 1º, 2º y 3º) variará la frecuencia con la que contaremos con este Tiempo Brujo, pudiendo llegar incluso a desactivarlo por completo en el nivel máximo del juego, nivel a desbloquear, por cierto. Pero hay más, ya que cuanto más golpes vayamos propinando (y esquivando) antes se rellenará nuestra barra de magia, pudiendo así desatar nuestro Umbran Climax, un potentísimo ataque que invocará a distintas criaturas del inframundo las cuales nos obedecen… casi siempre.
Para rematar, tendremos varios sistemas de control a nuestra disposición. Podremos asignar las acciones a los botones que queramos, pero la opción que viene por defecto es más que acertada. Por otra parte podremos controlar a Bayonetta tanto con el mando Pro de Wii U como con el Wii U GamePad. Bastará con tan solo tocar un botón en el pad que queramos usar para que la acción pase a controlarse desde el mismo, todo de forma inmediata. Si optamos por usar el Wii U GamePad incluso dispondremos de un control táctil bastante bien implementado, que nos permite cubrir casi cualquier aspecto del juego.
Coleccionando de todo
Si las 12 horas que puede durarnos la historia en nivel normal (Clímax 2º) se nos hacen pocas, siempre podremos incrementar esa cifra buscando todos los secretos que guarda el juego repartidos por absolutamente todos los escenarios, hasta hay veces que puedan estar en alguna zona de algún jefe final o intermedio; habrá que estar atentos. No hablamos solo de los halos, la moneda del juego (cristales en el inframundo), o de los diferentes ítems de recuperación como los chupachups, sino de misterios que están más escondidos, como trozos de corazón que nos aumentarán la salud máxima, trozos de luna para incrementar nuestro poder mágico, trozos de disco o discos enteros que, si se los llevamos a Rodin al bar Las Puertas del Infierno los usará para “inspirarse” y crear nuevas armas, o los cuervos, que esta vez sirven para conseguir sellos los cuales podremos usar en Miiverse. También podremos colgar capturas a la red de Nintendo, aunque esta vez será un poco distinto: en vez de darle al Home tendremos que pulsar el botón + y subirlas desde el propio menú del juego.
Pero no todo es encontrarlo y cogerlo como los cuervos, otras recompensas habrá que ganárselas. Por ejemplo la mayoría de los corazones y trozos de luna se consiguen unas zonas secretas cuyos portales de acceso están escondidos en el mapa llamados Muspelheim. Aquí deberemos acabar con los enemigos siguiendo siempre unas determinadas condiciones para la victoria, como puede ser no tocar el suelo, atacar solo en Tiempo Brujo, que no nos toquen, etc.
Todo esto da lugar a un grado de rejugabilidad importante, ya que es imposible conseguir todo en la primera vuelta. A medida que conseguimos halos podremos comprar a Rodin técnicas, armas, objetos especiales, trajes (muchos inspirados por la Gran N como ya sabréis) y objetos cotidianos como chupachups. Hay habilidades las cuales no estarán disponibles de inicio que serán necesarias para acceder a zonas secretas en una segunda o tercera vuelta claro está.
Aunque es un secreto a voces y como sabemos que muchos queréis llegar lo más vírgenes de información a vuestro estreno con la bruja de Umbra en este Bayonetta 2, solo decir que los trajes influyen en la parte estética pero también en la jugabilidad, sobre todo los que hacen referencia a alguna que otra franquicia de éxito nintendera. Solo una curiosidad: intentad ir en los últimos compases de la aventura (o repetid el capítulo una vez pasado el juego) con el traje de cierto cazarrecompensas espacial peludo, los nostálgicos lo agradeceréis.
Parte técnica
Hablar de Bayonetta es hablar de dinamismo, belleza y espectacularidad. Si ya en la anterior generación cumplía con creces, ahora se desmarca del resto con una tasa de imágenes por segundo constante de 60 (framerate) la absoluta mayoría del tiempo y unos acabados tanto de personajes como de monstruos y escenarios pocas veces vista. Y no es solo la parte técnica la que destaca, sino también la parte creativa, y es que aquí veremos algunos de los diseños de enemigos, especialmente por parte de los ángeles mayores, más ingeniosos de este mundillo.
Todo brilla, hasta Inferno brilla, con sus morados, rojos y negros, pero brilla. El ascenso al Fimbulventr (la montaña en la cual en su cima se encuentran las Puertas del Inferno) es toda una delicia visual. Esta marcada diferencia entre mundo real e Inferno es una de las mejoras más pronunciadas con respecto a la primera aventura de la bruja. Donde allí predominaban unos tonos apagados entre el marrón y el verde, aquí todo es luz, vistosidad. Lo único achacable es la presencia de unos algo molestos dientes de sierra. Se aprecian más en los vídeos en los planos cercanos y no es que sean demasiado llamativos, pero están ahí. Jugando no están o no se aprecian, no hay problema.
Por otra parte y volviendo a la parte buena, es una gozada ver cómo los enemigos van magullándose y perdiendo partes de su armadura mientras vamos acabando con ellos, igual que ver cómo, en algunos momentos puntales, se va deformando el suelo a nuestros pies y cambia completamente el paisaje, lo que influye en cómo deberemos superar la zona en cuestión. La potencia al servicio de la diversión.
No podemos olvidarnos de la música, con un tema central marchoso a más no poder y que agradeceremos oír cada vez que suene y otros temas que varían de las melodías de acompañamiento, en zonas neutrales, a otras más épicas, mención especial para las composiciones usadas en Inferno, con voces corales y orquesta.
Bayonetta al cuadrado
Otras de las mejoras de este Bayonetta 2 es la que tiene que ver con su modo multijugador, llamado Clímax Múltiple. Nos esperan horas de diversión acompañados de un amigo, otro jugador cualquiera o con la CPU como segundo jugador.
Al ir superando capítulos iremos desbloqueando cartas de versículo, cada una de las cuales corresponde a un enemigo del juego. Siempre online, pues no dispone de multijugador local, deberemos superar seis de estas cartas, ganando aquel que consiga mayor puntuación, por lo que cooperaremos para derribar a nuestro enemigo común pero competiremos para ver quién obtiene más puntos y, así, más halos.
Las partidas que hemos podido disputar online no han sufrido de lag ni caídas, además la búsqueda de jugadores siempre ha sido rápida, nada que objetar por esta parte. Lo que sí nos hubiera gustado es que el cooperativo se hubiera trasladado, primero a la historia principal, y segundo, además de online, de forma offline, uno desde la pantalla del Wii U GamePad y otro con el Pro Controller. Desgraciadamente, no ha sido así.
De luz y oscuridad
Como en toda gran obra de Platinum Games, en Bayonetta 2 hay muchas más cosas que brillan que otras que no. La variedad de acciones está más que asegurada. Al principio puede parecer que todo es machacar botones, con estilo eso sí, sin embargo según vayamos profundizando en el juego veremos que no siempre es así. Igual que hay un momento para atacar, hay un momento para huir, o para bucear, o para volar, o para montar a caballo, o para… Ya nos entendéis. La historia empieza de manera contundente, para mantenerse, bajar un poco hacia el final, pero acabar despuntando de manera bestial en éste. Lo vuelvo a decir: es un finalazo sensacional, tenéis que verlo sí o sí, pero es sumamente recomendable haber acabado antes el primer Bayonetta, hacednos caso.
Además la gran variedad de coleccionables, que nos piquemos intentando conseguir mejores trofeos o que queramos completar el juego con personajes diferentes (ya sabéis), así como su modo multijugador, alargarán la vida del título hasta donde queráis, pues será cosa vuestra acabarlo en los diferentes niveles de dificultad y conseguir todo lo conseguible, que es mucho, pero que tiene algo bueno, y es que no está ahí de adorno sino que son recompensas útiles dentro del juego.
Pero no todo iban a ser luces y se ha escapado alguna sombra. Ya hemos dicho lo de los pequeños dientes de sierra, más acentuados en los primeros planos, y lo del modo multi, únicamente online y que es solo un mata-mata sin historia, pero hay otros pequeños detalles que, si bien no afean el conjunto, a veces dejan un sabor agridulce. Por ejemplo, cuando equipamos dos armas iguales en manos y tacones, podemos, si lo hemos comprado, vestirnos de una determinada manera; bien, pues en los pequeños cortes cinemáticos, como al romper el sello de una puerta, Bayonetta no irá con ese vestido, sino con el suyo habitual. Los Muspelheim son en esta segunda entrega, casi los mismos que en la primera, y es bastante rollo no superarlos a la primera, pues para repetirlos deben volver a cargar y tenemos que volver a avanzar hasta que saltan los requisitos de victoria y volver a aceptarlos.
En definitiva un grandísimo juego, el cual no está exento de fallos o, más que fallos, aspectos mejorables, del cual podremos decir orgullosos y sin temor a equivocarnos, que es el mejor juego de su género. Si no existiera un Bayonetta 1 sería aún más redondo, pero existe, y una de las pocas pegas es que se parecen demasiado algunas veces, lo cual tampoco es malo del todo, pues era ya una obra maestra hace años y, hasta hoy, ningún hack & slash lo había superado. Ya sí, ya hay nuevo ocupante en el trono, baja Bayonetta y se sube Bayonetta, pero con el pelo corto y más sexy, ágil y combativa que antes. Y estamos seguros que por muchos años.