Portada » Artículos » Opinión » Fechas pendiendo de un hilo

Fechas pendiendo de un hilo

El increíble cuento de Miyamocchio y Aonumocchio.

Si hubiera que escoger una imagen representativa de lo que ha sido esta generación para Nintendo (por lo menos en el ámbito de sobremesa), ahora mismo elegiría sin lugar a dudas la de Miyamoto y Aonuma sentados uno al lado del otro mientras mostraban la jugabilidad del supuesto The Legend of Zelda de Wii U durante los VGA, rebautizados como VGX, de este pasado 2014. Y desde luego, no sería por la visión en sí, si no por las palabras que cruzaron cuando se preguntaron el uno al otro sobre si sus respectivos proyectos realmente saldrían en el plazo estimado. Y ellos aseguraban que sí. Aparentemente, convencidísimos.

 

Dónde dije digo, digo mejora.

No deja de ser curioso que la mayoría viéramos que estos proyectos no iban a, o no debían, salir en las fechas que la propia Nintendo había establecido, confirmado e insistido en repetidas ocasiones. Uno parecía demasiado ambicioso como para haber ido tan rápido y el otro parecía poco cuidado por el mismo motivo. Ambos estaban muy verdes. ¿Por qué esa insistencia entonces, cuando era patente la imposibilidad de terminarlos a tiempo si querían alcanzar  unos mínimos de calidad?

Visto en perspectiva, resulta obvio, aunque hasta hace relativamente poco lo creíamos superado, que a la compañía se la ha tragado la ballena de las HD y llevan dando tumbos y retrasando desarrollos desde que su, hasta ahora, última consola salió al mercado. Pero lo tremendamente preocupante es la falta de planificación que demuestran al confirmar y desmentir fechas como quién se cambia de calcetines. Ha ocurrido con Pikmin 3, con Donkey Kong, con Xenoblade Chronicles… ¿Problemas reales de desarrollo (A ESTAS ALTURAS), o fallo en la comunicación (TODAVÍA)?

Volviendo a los casos que nos ocupan, podríamos considerarlos los más sangrantes con diferencia. Y eso que tuvimos una “ventana de lanzamiento” que se alargó medio año. Pero estamos ante el que debía ser el supuesto mejor año de la máquina y resulta que dos de sus títulos estrella no salen a tiempo. Dos de no muchos más. Por supuesto, todo lo que sea por mejorar es bueno, pero no puedes comprometerte sin la certeza de poder cumplir los plazos, unos plazos que ellos mismos se habían impuesto además. Porque cuando no cumples levantas suspicacias y la suspicacia cabrea y el cabreo del consumidor es malo.

 

¿Se sobrevaloran o nos infravaloran?

Así pues, nos queda la duda de si hay que creerles cuando alegan que estos bailes y cambios en el calendario son por nuestro bien. No hay razones para pensar lo contrario, pero, ¿en qué posición deja esto a la empresa? Si realmente estas decisiones obedecen a incomprensibles estrategias comerciales, resulta ofensivo para con el usuario, puesto que da a entender que nos ven con orejas de burro mientras nosotros solo podemos observar como sus narices van creciendo cada vez más. Si es cierto, resulta todavía más preocupante, puesto que han pecado de inocentes, creyendo que con un “silbidito” se solucionaría todo y demostrando que no han aprendido absolutamente nada durante estos últimos años.

En todo caso, al final la sensación que queda de cara la galería es de que están francamente perdidos y de que, hagan lo que hagan, siempre optan por la peor solución. Solo queda esperar que esta etapa haya sido realmente transitoria y que NX sea, como Wii en su día, el Hada Azul que tanto necesitamos. Porque al final uno se cansa de tanto esperar el día en el que será un niño de verdad.

 

Este texto lo ha inspirado un fotomontaje realizado por el compañero Konohomaru, así que un abrazo y gracias.