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[iDÉAME12] Impresiones Retro City Rampage

No has jugado un juego de 8 bits igual. No has jugado un sandbox igual.

Uno ve un par de pantallas de Retro City Rampage y la primera idea que se hace es inmediata: “Esto es un GTA de 8 bits”. Esta afirmación no va mal encaminada, ya que la mecánica del juego bebe sobre todo de los dos primeros Grand Theft Auto (así como algunas versiones portátiles como el destacable Chinatown Wars). Sin embargo, sería injusto quedarse ahí. Retro City Rampage es mucho más que una simple adaptación a una estética añeja. Es un juego con su propia personalidad.

Estamos acostumbrados a que los sandbox sean juegos con un enfoque serio, acercándose al mundo del hampa casi siempre desde la venganza, la violencia, la codicia... Normalmente había algún hueco para meter unos pocos gags y se dejaba el gamberrismo para cuando el jugador decide pasar de la historia y dar una vuelta a sus anchas por la ciudad; pero la trama principal (casi) siempre debía mantener esa seriedad. En Retro City Rampage se ha ido más allá. Esa trama principal a la que nos referíamos evoluciona saltando continuamente entre chascarrillos, consiguiendo un desarrollo más desenfadado que el que solemos ver en el género.

Bienvenidos a Theftropolis City, años 80. El Jugador (literalmente) es el maleante de poca monta de turno que se verá metido en un fregao con máquinas del tiempo incluidas. No queremos adelantaros nada; pero sabed que el juego está lleno de referencias a la cultura popular de los 80. Si GTA Vice City te metía en la Miami de las series y películas sobre narcotraficantes, ricachones en mansiones con jardín y piscina a la cabeza de negocios sucios y macarras de playa haciéndoles los encargos; Retro City Rampage nos enseña los 80 icónicos, los 80 de Regreso al Futuro, Rambo, Robocop o Duck Hunt. Si tienes unos cuantos años y te empapaste de juegos y películas ochenteras llorarás de alegría por cada referencia que encuentres.

Retro City Rampage emana 8 bits por todos lados. Desde luego la estética es la muestra más evidente, mezclando sprites sencillos en las partes jugables con retratos pixelados para acompañar a las cinemáticas. Los detalles del mapeado también tienen ese toque retro. La hierba, los muros, el agua, la tierra... todos estos elementos tienen unos patrones propios de cualquier juego de NES. Los vehículos, pieza fundamental en el género, en la mayoría de los casos se representan con un par de colores de la misma tonalidad (con excepciones obvias como los coches de policía, que no podían faltar) pero se distinguen bien los diferentes modelos para poder elegir mejor qué coche robar.

La música sigue los mismos derroteros. Todas las melodías están cargadas de esas distorsiones con las que se hicieron algunas obras maestras de la historia de los videojuegos. En este caso, la acción suele venir acompañada por ritmos acelerados que consiguen añadir tensión; pero sin llegar a parecer repetitivas.

Uno de los mayores atractivos encontrados en el rato de juego es que las situaciones que hemos visto son variadas. No hemos apreciado un abuso de la mecánica “Ve de A a B y cárgate a todo el mundo”, sino que también hay misiones de huida o búsqueda de items aderezadas con cambios completos en la jugabilidad. Lo mismo el juego pasa a ser un plataformas que una especie de carrera con bumpers y enemigos que te obstaculizarán el paso. Estas rupturas con el gameplay habitual aportan frescura y evitan que se cansen los no tan aficionados a los sandbox.

Sin embargo, hay un punto donde Retro City Rampage se pone a la altura de los juegos actuales: el control. Éste trata de recoger un esquema de botones similar al de los grandes sandbox de sobremesa. Seguramente con un pad dé resultado; pero en Wii se ha optado por un uso horizontal del Wiimote. Este control es lo más parecido que se puede encontrar a un mando de NES, por lo que se llega a un híbrido extraño al que cuesta acostumbrarse. Los botones A y B tienen un uso casi tan frecuente como 1 y 2 y para la conducción la cruceta no se usa para seleccionar la dirección, sino para girar mientras se acelera con uno de los botones (todo esto en vista aérea). En los primeros minutos el jugador estará un poco perdido (sensación acentuada por las no pocas secuencias en las fases tempranas, donde la acción es más intermitente), aunque no parece que haya problema para acostumbrarse.

Retro City Rampage parece uno de esos juegos únicos que bebe de varias fuentes pero las combina como muy pocos han hecho antes. Las referencias, el bien plasmado toque retro y un desarrollo de la jugabilidad cargado de cambios-homenaje nos dejan con ganas de repetir la partida. Bueno, eso y reconocer nuevos cameos ochenteros.

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