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La historia de Wii

10 años de Wii

Estamos ante un año de celebraciones videojueguiles. No son pocas las franquicias del sector que durante este 2016 cumplen edades simbólicamente relevantes y todos los medios especializados se llenan de homenajes hacia ellas.

Pero resulta que este año hay otro importante aniversario dentro del mundillo: y es que hace 10 que salió Wii. Así pues, aquí en Revogamers hemos querido homenajearla y, si bien es cierto que la máquina no se puso a la venta hasta el mes de noviembre, hemos estimado que para esas fechas estaremos muy ocupados con otros menesteres (¿la salida de NX?, veremos…). Por lo tanto, teniendo en cuenta que la plataforma pasó oficialmente de su nombre en clave Revolution a su definitivo Wii un 27 de abril, hemos creído que esta semana era un buen momento para rendirle tributo. Tributo que comenzamos con este repaso a su intensa historia.

  

Un concepto distinto

Y es que las andanzas de esta peculiar máquina empezaron mucho antes de su propia concepción. Ya en el año 2001, con Gamecube en el mercado, Nintendo estuvo trasteando con la posibilidad de implementar controles por movimiento a su, por aquel entonces, actual sobremesa, aunque fuese a modo de periférico. Viendo que dicha consola no había tenido el éxito esperado y teniendo en cuenta que creían en las posibilidades de lo que estaban desarrollando, la propuesta terminó por postergarse. Fue más tarde cuando, partiendo de la intención de ampliar mercado que parecía estar funcionando con la también innovadora Nintendo DS y, ya bajo el mando del recién fallecido Satoru Iwata, la compañía quiso apostar por una nueva plataforma cuyo principal controlador sería el que inicialmente se había planteado como periférico de Gamecube y mostraría al mundo nuevas formas de interactuar con los videojuegos. Corría el año 2005 cuando pudimos ver por primera vez el Wii Mote, en el Tokyo Game Show, y se mostró al mundo el concepto sobre el que giraría la máquina: el mencionado control por movimiento. Por aquel entonces, eso sí, todavía bajo el nombre en clave de Revolution. ¿Haría justicia a dicho nombre?

Todo el mundo estaba emocionado con la impactante y novedosa propuesta de Nintendo. Había confusión, desconfianza ante lo desconocido, pero también curiosidad y expectativas. La gran N tenía todas las miradas puestas en ella y supo levantar pasiones (tanto para bien como para mal) ya antes del propio lanzamiento de la máquina. Así pues, y como ya contaba casi al principio de este artículo, no fue hasta el 27 de abril de 2006 cuando se hizo público el nombre definitivo: Wii. No solo tenía la peculiaridad de que iba a ser la primera consola de la compañía comercializada en occidente sin la palabra Nintendo incluída en el nombre, si no que esa nomenclatura obedecía un curioso ejercicio de “naming”  ya que como una de las intenciones principales del sistema era la de llegar al máximo de gente posible, jugaban con el término en inglés “we” (nosotros) para darla a conocer.

El primer impacto

Ese mismo año y poco antes del E3, Nintendo realizó en el Kodak Theatre una espectacular conferenciainaugurada por el mismísimo Shigeru Miyamoto y acompañó la presentación de una caterva de juegos que harían las delicias de todos los aficionados, amén de nuevas y únicas experiencias que, presumiblemente, solo serían posibles gracias al novedoso Wii MoteExcite Trucks, Red Steel, Super Mario Galaxy, Metroid Prime 3: Corruption, la versión adaptada del inicialmente exclusivo de Gamecube The Legend of Zelda: Twilight Princess y, como no, la estrella de la fiesta y uno de los juegos más influyentes y populares de la historia reciente del videojuego: Wii SportsEn ella también se dieron a conocer otras características como la retrocompatibilidad con Gamecube. El caso es que llegó la feria angelina, y en ella el público pudo probarla de primera mano. La expectación era elevadísima y las colas inmensas: todo el mundo quería ver en qué consistía eso de que los muñecos de la pantalla “imitasen” tus movimientos con la mano y, sin lugar a dudas, la propuesta impactó a todos.