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Wii Party

  ¿La fiesta definitiva?

Wii Party - Análisis


Hace ya más de tres años que Nintendo lanzó Mario Party 8 en América y Europa, para muchos uno de los peores de la franquicia, y sin embargo el más vendido. Tras todo este tiempo, esperando una nueva entrega que aproveche más el mando de Wii, llega este Wii Party, preparado para cubrir el hueco dejado por los habitantes del Reino Champiñón. ¿Lo habrá conseguido?

En la variedad está el gusto

Lo primero que se ve en el menú principal de Wii Party es una lista de prácticamente todos los modos y opciones, para empezar rápidamente y sin perder el tiempo. Como todos los juegos con Wii en el nombre, la interfaz es muy sencilla y directa, e incluso tiene menos opciones que antes de cada tablero en Mario Party.

Precisamente tableros hay pocos: Isla Aventura, en el cual hay que llegar al centro de la isla antes que nadie, con la novedad de tener que superar algunos desafíos intermedios con tiradas, como si de Dungeons and Dragons se tratara (eso sí, solo con dados de seis caras). Gira Mundial, por su parte,  cambia los dados por las cartas, y el tablero es un globo terráqueo en el que a cambio regresan las monedas con las que comprar fotos (sucedáneos de las clásicas estrellas) y objetos. Además de esto, ahora los minijuegos se juegan al principio de cada turno, por lo que siempre son de cuatro jugadores (el resto queda relegado a casillas especiales u otros modos).

Pero al dejar de enfocarse en un solo tipo de partida, Wii Party gana muchísimo en variedad, aunque no siempre en diversión: probablemente las mejores novedades son La Rueda de la Suerte, El Tramposo (un muy original modo donde solamente hay minijuegos en los que durante cada turno uno tendrá una ventaja especial y tendrá que intentar que el resto no se dé cuenta) y Barco Balancín. No obstante, a pesar de esta irregular calidad, no llega a haber ninguno terriblemente malo, especialmente cuando puedes disfrutar con amigos a tu lado.